San Lorenzo se quedó sin invicto porque Belluschi no apareció
El equipo de Falcioni aprovechó la pelota parada como hace siempre y Mouche marcó el único tanto.
La semana pasada, ante Temperley, los errores rivales le permitieron a San Lorenzo llevarse tres puntos como visitante, sin merecerlo del todo. Ayer, ante Banfield, no tuvo la misma suerte: la defensa del Taladro se hizo fuerte para sostener la ventaja inicial y casi ni sufrió ante un equipo que en el segundo tiempo sólo pateó dos veces al arco de Altamirano. En Boedo, al cabo, el denominador común se repitió de un fin de semana a otro: cuando Fernando Belluschi no aparece, no hay plan B bajo el cielo del Nuevo Gasómetro.
El volante, convocado a la Selección para los amistosos ante Rusia y Nigeria, no fue ese enganche que rompe defensas con un pase, sino que hasta le costó asociarse con sus compañe-
ros. Y si a esto se le suma la mala fortuna de Nicolás Blandi en su (incorrectamente sancionado) penal -quiso picar la pelota pero Facundo Altamirano se lo atajó-, no hubo misterios en el desenlace del encuentro: un San Lorenzo sin ideas perdió su invicto en la Superliga.
La primera jugada de la tarde sirvió como premonición de lo que sucedería luego. El pelotazo de Altamirano, tras cortar un centro rival, buscó el espacio vacío de la defensa azulgrana, que había quedado custodiada solo por Juan Mercier ya que los defensores habían ido a cabecear. Pablo Mouche, eleléctrico, le ganó en velocidad a Pichi, pero finalmente la situación no prosperó. No obstante, desde ese momento quedó claro: la llave del partido para el visitante la tenía el ex Boca y su cambio de ritmo. Se paró de contra Banfield, es cierto, pero la propuesta no fue del todo defensiva, sino que combinó criterio con sacrificio. Detrás de Mouche y López, los dos puntas, el trío Sperduti-Dátolo-Bertolo no regaló la pelota cuando la tuvo y al mismo tiempo fue combativo. Y fue así como Banfield anuló a Belluschi, que careció de los espacios en el campo para dictar el ritmo de su equipo.
San Lorenzo empezó incómodo el partido. Pero encontró una alternaquien tiva en Ezequiel Cerutti. Se escribió a lo largo de las últimas semanas: uno de los aciertos de Claudio Biaggio fue acercar al Pocho al arco rival. Y así el delantero recuperó el nivel que había tenido el año pasado. Como Mouche en Banfield, Cerutti exprimió su velocidad para complicar a la defensa rival, especialmente a Adrián Sporle, nunca le encontró la vuelta al ex Sarmiento. Eso sí: sus arranques, explosivos, quedaron a mitad de camino, ya que le faltaron la pausa que podía aportarle Belluschi.
Las individualidades a veces ganan partidos, pero este no fue el caso de San Lorenzo. Blandi sirvió de ejemplo: antes del penal errado, el delantero tuvo el 1-0 debajo del arco, pero su remate, con el arquero lejos de la foto,
pegó en el travesaño. Y en un partido de trámite cerrado, el local pagó muy caro el error: la pelota parada, como siempre, fue aprovechada por el equipo de Falcioni, que a la salida de un tiro libre encontró la ventaja con un violento zudazo de Mouche.
Con más sacrificio que buen juego, los azulgranas ensayaron una reacción. Pero, apresurados, ni cerca estuvieron de someter a su rival, que simplemente tuvo que dejar pasar los minutos para abrazarse a una victoria que fue, tal vez, un premio un poco excesivo para un equipo que en el segundo tiempo resignó completamente el protagonismo del partido.
San Lorenzo, ahora sin invicto, deberá esperar que Boca deje puntos en el camino para sostener su sueño de pelear el torneo. Y, también, deberá buscar variantes para esos días nublados, en los que Belluschi muestre su cara más terrenal.
Ganamos porque fuimos oportunos. Lastimamos en el primer tiempo y lo supimos sostener”. Julio Falcioni (DT de Banfield) La cantidad de partidos que nos ha hecho ganar Blandi es muy grande. Hay un dicho que dice que erra el que patea.” Matías Caruzzo (San Lorenzo)