El empate le sabe a poco, pero pudo haber sido peor
Como era de esperar, este Racing en crisis de Diego Cocca no le pudo regalar una victoria a las viejas glorias de 1967. La fiesta estuvo en la previa, porque el 1 a 1 con Talleres expuso otra vez todas las carencias de un equipo que sigue sin identidad. Y ahora encima se le vienen Boca e Independiente.
A Racing le duele jugar partidos en este momento de crisis futbolística. La eliminación ante Libertad por la Sudamericana fue un golpe duro, tal vez el más potente del semestre. La duda en la previa al juego de anoche contra Talleres: ¿cómo iba a reaccionar el equipo? ¿Mostraría la rebeldía que pide Licha Lopez o seguiría encerrado en su laberinto? La respuesta fue contundente: Racing jugó el peor primer tiempo del semestre. O al menos fue superado ampliamente como nunca. Y si los cordobeses no se fueron con una goleada fue porque los delanteros estuvieron imprecisos y porque Musso se lució.
El césped del Cilindro habló y fue contundente. A Racing la pelota le pesó y los tiempos se le acortaron. Así, Meli erró cada uno de los pases que intentó, Solari no estuvo lúcido para pasar al ataque, Licha se mostró desconectado e Ibargüen muy lejos de la jugada. Lo de Talleres, en cambio, es para aplaudir. Y resulta lo opuesto que la Academia: sabe a qué juega.
El segundo tiempo empezó con un acto de justicia: el gol de Talleres. Luego de una mala transición en defensa, Torres empujó al gol un centro atrás de Rojas. La gente explotó luego de años de idilio. Le apuntaron a los jugadores y a los dirigentes; no a Cocca. Los más silbados fueron Meli y Solari. Pero al DT una modificación impensada le cambió la cara al equipo: ingresó Saravia por Pillud. Y el lateral armó la jugada del empate de Ibargüen e hizo expulsar a Bebelo (también debieron echarlo a él) que la estaba rompiendo. Oroz entró y también vio la roja. Es que este Racing parece incapaz de aprovechar algo.