Una derrota que completa la peor semana del ciclo de Gallardo en River
Otro golpe más. Otro de esos que duelen. Que dejan heridas. Justo ante el rival de toda la vida. Y para colmo a poco de haber recibido un mazazo en la cancha de Lanús que lo dejó afuera de la Copa Libertadores. No había mejor cosa para Marcelo Gallardo, según sus palabras, que apareciera Boca para recuperarse. Pero la jugada que se presentaba era con mucho riesgo. Y, esta vez no hubo pleno. Ni siquiera medio. La bola giró para otro número. Fue la peor semana del ciclo del Muñeco. “Culminó una semana dura, bastante difícil desde lo deportivo. Esperábamos estar en una situación diferente pero lamentablemente pasó lo que pasó”, reconoció el entrenador. Su equipo tuvo una desgracia deportiva el martes ante Lanús al perder la serie de semifinales por 4-3 luego de estar arriba 3-0 y, le siguió una derrota Superclásica
en el Monumental, donde River no vence a Boca por torneos locales desde hace siete años. Y el equipo del Muñeco quedó muy alejado en la Superliga, en la que Boca le sacó 12 puntos. De todos modos, al margen de los números, hubo situaciones inéditas en el ciclo Gallardo. Que el equipo no pudiera sostenerse y que tampoco pudiera recuperase rápido de un golpe como si pasó otras veces. Basta con recordar que de una derrota con Racing en la que perdió el torneo local, luego eliminó a Boca en la Sudamericana; de una goleada en contra en un amistoso de verano con Boca, a superar ampliamente a San Lorenzo en la Recopa Sudamericana 2015; de perder una final de Supercopa Argentina con Huracán a volver a eliminar a Boca otra vez, pero en los octavos de la Libertadores 2015; de perder duramente (2-4) un Superclásico con Boca en el Monumental a ganarle una épica final a Rosario Central, 4-3 por la Copa Argentina.
Esta vez no hubo recuperación. Al menos desde lo futbolístico. Gallardo eligió quedarse con lo anímico. “No puedo reprocharle nada al equipo más allá de los errores puntuales. Nos podemos mirar a la cara tranquilamente. Se hizo el esfuerzo y no alcanzó. Perdimos con orgullo y eso me deja tranquilo”, expresó. Y respecto a lo futbolístico afirmó: “No hemos estado sólido en lo defensivo. Pero no pasó solo hoy (por ayer), sino que nos viene sucediendo. Y en los momentos en que mejor estamos en los partidos, no podemos aprovecharlos”.
Los errores puntuales se repiten de partido a partido. Como en las escasas garantías que Germán Lux ofrece en el arco, las debilidades de Milton Casco a la hora de marcar y la impotencia de Ignacio Fernández, al que se ve con incomodidades dentro de la cancha, en su nueva posición. Son solo algunos ejemplos. El problema es más profundo y radica en que hay muchos rendimientos por debajo de su nivel. Y un escaso recambio que tampoco aporta soluciones. “También nos pasan estas cosas porque competimos. Hemos perdido porque hemos jugado. Llegamos a una semifinal de Libertadores porque estábamos dentro de la competencia, a la cual accedimos por ganar la Copa Argentina del año pasado, una Copa que todos los equipos grandes querían ganar. Nosotros jugamos y nos quedamos en la puerta. Otros equipos no la han jugado y se conforman sólo con el torneo local. Y está bien”.
En este contexto, solo queda la Copa Argentina, al menos de acá hasta fin de año. Esa Copa que el año pasado era la más deseado y que hoy apenas puede significar una caricia al alma después de dos golpes duros. “Nos queda ganar la Copa Argentina. Por más que suene a consuelo pero es otra de las cosas que estamos jugando. Si la ganamos va a ser un título más y si la perdemos estará dentro de las posibilidades por haber competido. Lo cierto es que la semana que viene intentaremos llegar a una nueva final”, aseguró Gallardo.
Con optimismo y la frente alta a pesar de haber sufrido la peor semana de su ciclo.