Banfield no pudo, Temperley no quiso y por eso fue cero para dos
El local generó poco y encontró un Ayala brillante. La visita cortó una racha de cuatro caídas consecutivas.
No encontró la manera Banfield, más allá de que asumió el protagonismo y buscó la victoria. Consiguió lo que quería Temperley: no perder y abandonar la racha de cuatro derrotas al hilo. Así, entre el que no supo cómo y el que no quiso se consumó el 0-0 entre el Taladro y el Celeste.
No debe engañar que la figura del juego haya sido el arquero Josué Ayala. Se puede presumir que Banfield fue un aluvión. Nada de eso. Apenas tuvo tres claras, aunque manejó la pelota todo el partido. Pero las apariciones de Ayala fueron monumentales, especialmente una volada para ahogarle el festejo a Pablo Mouche. Tranquilamente puede ser la atajada del año. El ex delantero de Boca recibió en el punto del penal y remató de aire al ángulo izquierdo. Ayala se anticipó al disparo y se lanzó antes de que el zurdo conectara el balón. La violencia del zurdazo fue tan espectacular como la tapada. Sucedió a los 25 minutos del primer tiempo. Antes, el arquero le había negado el gol a Michael López y en el complemento dos veces a Nicolás Bertolo.
Le cuesta a Banfield cuando se tiene que hacer protagonista del juego. Se sabe: el equipo de Julio César Fal-
cioni se siente más cómodo jugando de visitante, replegado, apostando a la velocidad de Mocuhe y Bertolo. Encima, el pensante, Jesús Dátolo, ayer alternó buenas y malas y salió lesionado en la primera parte. Muchos pases errados, movimientos sin sorpresa, falta de rebeldía en los metros decisivos y nostalgia por Darío Cvitanich: por eso no pudo anotar el local.
Temperley tenía que salir de perdedor y a eso jugó. Los porotos se suman de a uno, pensó el recién llegado Gastón Esmerado, quien reemplazó a Gustavo Alvarez. El Gato tuvo poco tiempo para trabajar y por eso optó por un clásico 4-4-2 en lugar del 4-3-3 utilizado por el entrenador anterior. El punto de partida de Emiliano Ozuna fue 10 metros más atrás y Marcos Figueroa dejó la derecha para moverse cerca del delantero centro Ramiro Costa. La diferencia más sustancial, igual, fue la manera: el Celeste abusó del pelotazo largo de Josué Ayala o de los centrales para Costa.
Jugó a la famosa segunda jugada. Y a ser contundente en las pocas que podía generar. Un centro exacto de Ozuna encontró solo a Costa, que cabeceó al travesaño. Minutos después, Villasanti no pudo anticipar un centro de Figueroa por izquierda. Ya en el segundo tiempo, el elenco de Esmerado no atacó. Hizo tiempo. Logró lo que fue a buscar y se fue contento del Florencio Sola.
Dejó escapar dos puntos vitales Banfield y alcanzar al líder Boca cada vez se parece más a una utopía. Las limitaciones del Taladro se presentan cuando tiene que crear en lugar de luchar. Y ayer, ante Temperley, quedó evidenciado.