En Corrientes se celebra el título de San Martín
Faggiano, el mejor de la final ante Instituto, el capitán Lescano y una coincidencia: “Nos sacamos una espina”.
Uno es bahiense y el otro, cordobés. Uno tiene 28 años; el otro, diez más. Uno es base y el otro, escolta. Son, al cabo, distintos, pero se unieron en pos de un objetivo, resultaron a su modo fundamentales y así lograron algo que los identifica sin separarlos: son campeones. Son Lucas Faggiano, el Jugador Más Valioso de la final del Súper 20 y Matías Lescano, el capitán de San Martín de Corrientes. Festejan, ya con más calma, en el día después del 83-74 a Instituto -en Córdoba-, y coinciden en charla con Clarín: “Nos sacamos una espina”.
“Veníamos con un par de frustraciones y merecíamos un título. Pero llegábamos a las definiciones, algo que no es poco. Sabíamos que se nos iba a dar y por fin dimos el paso”, reconoce Faggiano, el MVP del cuadrangular final, que anotó 31 puntos y fue imparable para Instituto. Y ahí radica uno de los secretos del campeón: aprender de los pasos en falso. Faggiano explica que “quedar afuera de la Liga Sudamericana fue algo que fortaleció al grupo”. Es que San Martín, que llegaba como candidato, fue eliminado en la primera fase del Grupo A. Lescano exprime la idea: “Jugar definiciones nos dio experiencia. Tal vez a Instituto le pesó un poco eso y nosotros lo aprovechamos. Sabíamos que si el partido era cerrado, los nervios podían complicarlos más a ellos en su cancha. Nosotros usamos a nuestro favor esta experiencia que ahora les servirá a ellos: en su próxima final jugarán aun mejor”.
La mano caliente de Faggiano fue clave para recuperar una desventaja de 11. Hasta metió un triple desde mitad de cancha a lo Stephen Curry. ¿Cómo es eso de sentir que entran todas? “Es una situación rara. Cuando empiezan a entrar, dejás de pensar y todo fluye: tomás las decisiones correctas. Instituto hizo el scouting y apostó a liberarme, porque en algo tenía que ceder. Y el equipo fue inteligente para notar que los tiros me estaban quedando a mí y aprovecharlo”, analiza el base sin falsa modestia.
Lescano, en tanto, se dio un gran gusto no muy lejos de cumplir 40 años. Fue campeón en 2003, 2010 y 2017. ¿Llegará a 2024? “¡Ahora no salgo campeón nunca más! Tal vez como hincha”, dice entre risas. Pero se pone serio para destacar el valor del título: “Perder finales duele siempre, pero a mí se me hacía doblemente duro porque no sabía si iba a tener otra oportunidad. Ser campeón no es fácil, por eso hay que disfrutarlo al máximo”.