Un duelo intenso resuelto con coraje y fútbol
Fue un partido tenso e intenso, como toda final que se precie, condicionado por el resultado de la ida y en el que las obligaciones corrían por cuenta de Flamengo. Al cabo, el dueño de casa no pudo imponer el valor de la localía e Independiente, con personalidad, astucia y buenas dosis de fútbol, sacó adelante para el 1-1 final.
Para el choque decisivo, Holan no apostó a la línea de cinco defensores como se preveía, pero sí reforzó la marca en el medio con el ingreso de Nicolás Domingo por Juan Sánchez Miño. Además, Fernando Amorebieta entró en el fondo por el uruguayo Gastón Silva.
Fue un partido cambiante y atractivo. Flamengo estaba obligado a darlo vuelta. Independiente estuvo a la altura de la circunstancia y de la mística que su historia cuenta.
El equipo carioca se puso en ventaja con un gol de Lucas Paquetá. A los 29 minutos y luego de un tiro libre desde la derecha, peinó Juan en el corazón del área, tocó Rever en el segundo palo, Nicolás Domingo no pudo rechazar y el mediocampista brasileño empujó a la red.
Independiente reaccionó, fue, quiso, insistió. Encontró el empate a través de un penal (falta a Maximiliano Meza) ejecutado por Ezequiel Barco.
Con el 1-1, el Rey de Copas se mostró como tal: convencido, con autoridad en pleno Maracaná, sin inhibiciones. Sufrió, es cierto. Pero también lo pudo haber liquidado de contra.
Al cabo, se trató de una actuación para guardar. Como un tributo a sus mejores días de gloria.