Un club que de a poco se puso de pie
Le faltaba un título a la gestión de Hugo Moyano para terminar de redondear un primer mandato con balance positivo. El líder del gremio de Camioneros se metió en Independiente en uno de los peores momentos de la historia del club. El 6 de julio de 2014 arrasó en las elecciones anticipadas, sucedió a Javier Cantero y comenzó con su plan de reconstrucción de un gigante en crisis.
Su postulación fue de último momento. Y en tres años y medio reactivó la vida social y enderezó el camino en lo institucional. De movida apostó a duplicar los ingresos a través del acercamiento de nuevos sponsors y de la captación de socios. Ambas cuestiones rindieron sus frutos...
Superar la barrera de los cien mil asociados (cerca de 60 mil abonan su cuota) le permitió a Independiente contar con una caja asegurada por mes. Los salarios de los empleados del club se pusieron al día. Y hubo acuerdos para pagar importantes deudas. Las sedes y predios cambiaron su cara. La recuperación de Villa Domínico y Wilde, con obras y reparaciones, le dieron vitalidad al Rojo. La culminación del estadio fue otro de los grandes logros, como la remodelación de la pensión.
Una de las cuestiones que más se le criticó a esta conducción fue la falta de tino en lo deportivo. Al equipo le costó volver a los primeros planos. Pasaron varios técnicos sin demasiado éxito: Almirón, Pellegrino, Milito. Hasta que la apuesta arriesgada por Ariel Holan fue la que dio en la tecla. Había que jugársela por un DT sin espalda. La decisión, finalmente, fue acertada. Más allá de muchas contrataciones que fracasaron, se capitalizó al plantel. Eso, sumado a la promoción de juveniles, hicieron de Independiente un equipo competitivo y con poder de reventa. Luego de mucho tiempo volvieron a venderse futbolistas al exterior: Mancuello al Flamengo, Pisano al Cruzeiro, Rigoni al Zenit. Y se espera la millonaria transferencia de Ezequiel Barco.
La relación con la barra siempre fue un tema escabroso. En el último tiempo y gracias a la intervención de la APreViDe se metió en prisión a los capos del tablón, no sin incidentes bravos entre la Policía y público que nada tiene que ver con la violencia.
Desde la oposición levantaron la voz en contra de algunos manejos poco claros en la publicación de cifras oficiales de ventas y balances. Lo cierto es que el último aprobado en septiembre arrojó que el pasivo bajó de 639 a 597 millones de pesos y el activo aumentó de 213 a 308 millones.