Clarín - Deportivo

Leo Fernández: “Central no es para tibios; debe contagiar a la gente”

De técnico interino a confirmado. “Estar en este lugar es una locura”, dice aún incrédulo

- ROSARIO. CORRESPONS­AL Andrés Actis rosario@clarin.com

Los largos viajes con su hermano Damián están atesorados entre los mejores recuerdos de su vida. Se subían a un auto y viajaban cientos de kilómetros por amor a una camiseta, la de Central, con la que jugaban de chicos en Tablada, una humilde barriada del sur de Rosario. Las anécdotas son infinitas. La locura en la cancha de Temperley con el campeonato del 87, la frustració­n a fines de los 90 con aquel equipo del Patón Bauza que quedó un punto debajo de River y la tristeza más profunda al visitar las canchas del Nacional B tras el descenso del 2010.

Aquel ignoto hincha que gritaba y saltaba en una tribuna está hoy del otro lado del alambre, en un lugar que jamás pensó que iba a estar. Ya hace dos meses que Leonardo Fernández (45) asumió como técnico de Central. Agarró el equipo en forma interina ante la salida de Paolo Montero. Le ganó a Talleres de visitante en su debut. Venció como loro cal a un poderoso Boca. Y festejó nada menos que en el clásico ante Newell´s, el partido que todo técnico en Rosario sueña con ganar.

"El cargo es tuyo", le dijeron los dirigentes de Central en la primera reunión que tuvieron una vez finalizada la temporada. Fernández no cayó en un paracaídas al banco de suplentes de la Primera de Central. En silencio, como cualquier obrero o trabajador que no nació en una cuna de oro, luchó y transpiró para ganarse un hueco en el mundo del fútbol. No tuvo suerte como jugador. Y eso que sus primeros pasos fueron soñados. River puso la mirada en el zurdo defensor que tenía Renato Cesarini, una de las mejores escuelas de fútbol del sur de Santa Fe. Firmó su contrato y empezó a practicar con la reserva que dirigía Alejandro Sabella y que tenía a Marcelo Gallardo como principal figura.

Meses más tarde, Daniel Passarella lo convocó para jugar un partido amistoso en Mendoza ante el Real Madrid. Debutó contra Butragueño, Michel y Zamorano. Pero las constantes lesiones de rodilla truncaron su carrera. Llegaron las operacione­s (cinco en total) y el ostracismo: Ferro, Central Córdoba, Gimnasia y Ti- de Salta, Aldosivi y Tiro Federal fueron los equipos por los que pasó antes de colgar los botines.

A los 28 años, Leo se propuso ser técnico. Hizo el curso y se instaló en Oliveros, pequeño pueblo cerca de Rosario, para dirigir a Sportivo Belgrano, desde el baby hasta cuarta división. Más tarde dirigió en ligas del interior de Santa Fe con sueldos que apenas le alcanzaban para vivir.

En 2013 lo convocaron para hacerse cargo de una categoría en las divisiones inferiores de Central. Salió campeón con la Sexta, pasó a Cuarta y luego a Reserva. "Disfruto cada segundo de esta oportunida­d. Se hizo realidad un sueño que parecía inalcanzab­le. Estar en el lugar que estoy es una locura", reconoce en el mano a mano con Clarín.

La entrevista se transforma rápidament­e en una distendida charla de café. Los conceptos y las reflexione­s brotan una tras otra. "Central

no es para tibios", dice cuando se toca el tema del karma que acompaña al club por su sequía de títulos. "Las últimas frustracio­nes no tienen que pesar en nada. Mi abuela decía que no hay tiento que no se corte. Estoy convencido de que el título se va a dar y va a llegar por un buen trabajo previo", agrega.

La primera premisa de este 2018 pasa por "agregarle juego" a un equipo que levantó la cabeza desde "la intensidad y la agresivida­d deportiva. Partimos de aquello que el hincha de Central necesita sí o sí. Nuestra historia futbolísti­ca habla de equipos protagonis­tas, agresivos, con un contagio desde adentro hacia afuera. Eso lo logramos. Ahora le tenemos que sumar más tenencia de pelota y tranquilid­ad en el juego", explica Leo.

El barrio, las raíces y los orígenes reaparecen en la charla al hablar de su futuro. Anhela consolidar­se en la profesión, pero aclara que no hay "fama ni dinero" que le hagan levantar los pies de la tierra. "Hay cosas en la vida que no se modifican. Mi esencia, el lugar de donde vengo, los códigos de barrio. Eso no lo cambia ni el banco del Real Madrid, ni el mejor pasar económico", reflexiona.

Y concluye: "Cuando estaba detrás del alambrado quería un saludo y un apretón de mano de algún protagonis­ta. Si hoy con una firma o una foto puedo hacer feliz a algún hincha de Central, lo voy a hacer con la mejor sonrisa".

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J.J.GARCÍA Ex River. Leonardo Fernández prometía en las inferiores junto a Gallardo. Las lesiones lo frenaron. Hoy tiene la revancha como técnico.

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