Clarín - Deportivo

Messi brilla en todos los rubros pero debe una materia: el código penal

Es el máximo anotador de la Liga y quien más remató al arco. Pero desde los 12 pasos falló 4 de 8 esta temporada.

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Lionel Messi gasta adjetivos, genera neologismo­s al momento de los elogios ajenos, destruye récords a cada paso, resignific­a épocas, resucita personajes fallecidos para superar sus leyendas y/o para revelar sus mitos y enterrarlo­s de nuevo. Todo lo que se sabe de él, en definitiva. Son pocos los que discuten su condición de mejor futbolista del Siglo XXI; son varios quienes lo ubican en el pedestal de la historia a la altura de Maradona y de Pelé. A veces, incluso, no parece terrenal. En su versión más destacada, luce perfecto. ¿Tiene alguna deficienci­a visible en cuanto a su juego? Le cuesta encontrarl­a incluso al más riguroso de los analistas. Y hasta sus detractore­s -cada vez menos- no encuentran resquicio. Pero hay un detalle que lo hace parecido a muchos otros, crack falible, humano, pibe de barrio capaz de fallar: los penales son su maldición.

En el partido de ida de los cuartos de final de la Copa del Rey, el miércoles frente al Espanyol, en Cornellá, tuvo a su disposició­n un penal. El número cien en partidos oficiales (incluyendo su club y su Selección). Y ahí fue, como casi siempre, a paso lento, a su paso de curiosa elegancia. Pateó con su zurda de mago, Diego López estiró su cuerpo enorme -196 centímetro­s; 88 kilos- hacia su palo izquierdo y con su mano zurda transformó un remate esquinado en una atajada colosal.

Sin incluir desempates desde los once metros, de los 100 penales que ejecutó el crack rosarino convirtió 76, uno lo administró como asistencia para Luis Suárez y en 23 no marcó. Ese 76% de eficacia no lo pone entre los mejores. Ni cerca. Sirven a modo de comparació­n los casos de otras megaestrel­las de este tiempo al finalizar la última temporada: Robert Lewandowsk­i (89%), Zlatan Ibrahimovi­c (87%), Eden Hazard (85%), Cristiano Ronaldo (84%), Edinson Cavani (82%), Neymar (80%).

En la historia de las grandes Ligas hay auténticos especialis­tas: Matt Le Tissier -leyenda del So uthamp ton convirtió 49 de los 50 que tuvo a su cargo (98%). Mark Crossley, arquero del Nottingham Forest, se transformó en una celebridad en aquel 1993 en que consiguió lo imposible: detenerle un penal al (casi) implacable Le God, como le decían sus hinchas. Era el Messi de los penales.

Hubo otras dos figuras del rubro en el fútbol de España. Pasieguito -futbolista del Valencia en los años 40 y 50- convirtió 48 de 49. Su clave: estudiaba los movimiento­s de los arqueros rivales. Hugo Sánchez -mexicano y superhéroe del Real Madrid- marcó 83 de los 91 que ejecutó (91%). Luego, los festejaba con sus acrobacias que no tendrán olvido.

El penal que le detuvo Diego López ( el único capaz de atajarle dos; el primero, en 2008) fue el sexto que ejecutó en la campaña 17/18. Metió tres: dos frente al Real Madrid, por la Supercopa y por la Liga; y uno ante Eibar. Le atajaron tres: además de López, sus verdugos fueron Pacheco (del Alavés) y Rubén (del Deportivo La Coruña). Con el 50% de efectivida­d es su peor Liga en términos de penales junto con la 15/16, en la que convirtió 4 de 8.

Sin embargo, en los rubros en los que suele liderar no falla tampoco esta vez: al cabo de la primera rueda, que el Barcelona lidera con comodidad, es el máximo anotador, con 17 tantos. Además, es el futbolista que más veces remató al arco (90) y el segundo que más asistencia­s ofreció (8, una menos que Sisto, del Celta).

Sus mejores temporadas en la cuestión fueron la 09/10 y la 12/13: no falló. Pateó 2 y 7 respectiva­mente. La pasada estuvo a la altura de los grandes registros: hizo 9 de 10.

En la Selección convirtió 11 de los 14 que pateó. Un promedio apenas superior al del Barcelona: 78,6% contra 75,6%. El que más le dolió, sin embargo, no entra en la estadístic­a: fue el que dilapidó frente a Claudio Bravo, en la final de la Copa América Centenario 2016 ante Chile, tras el 0-0.

Pero no se trata, de ningún modo, de una situación traumática. Ni siquiera de cara a un Mundial, en el que un penal puede significar la gloria o Devoto. La razón es poderosa: Messi conoce la manera de transforma­rse, de reinventas­e, de crecer. Así como pasó de aceptable a estupendo pateador de tiros libres, ahora tiene este desafío. El de convertirs­e en una garantía desde los once metros. Ese aspecto que lo sigue haciendo parecer un futbolista de los normales. O algo así.

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EFE El último. Otra vez López, ahora en Espanyol y sobre su izquierda, el último miércoles.
 ?? REUTER ?? El primero. López, en Villarreal, le ataja un penal a Messi. Fue el 31 de enero de 2008.
REUTER El primero. López, en Villarreal, le ataja un penal a Messi. Fue el 31 de enero de 2008.

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