River no vio la luz ni con un rato de Pratto y de Mora; Huracán golpeó y supo resistir
El equipo de Gallardo, como en el cierre de 2017, no reaccionó luego de que lo dañaran. El de Alfaro defendió la ventaja que sacó con un penal, se aleja del descenso y está 5° en la tabla.
River comenzó el 2018 como terminó el 2017: con la mandíbula floja. Recibe un golpe y le cuesta horrores re- cuperarse. Tuvo poca creación en la mitad de la cancha y no le alcanzó con poner todo en ofensiva, con el debut de Lucas Pratto y el regreso de Rodrigo Mora después de ocho meses. El karma de Gallardo sigue estando en el torneo local, quedó a 18 puntos de Boca, está 20° y hasta fuera de la zona de clasificación a la Sudamericana. Huracán, en cambio, sueña en grande, porque está quinto, a ocho puntos de Boca, piensa en la Libertadores 2019 ¿y también en el título?
El Nuevo River no se divisó en Parque Patricios. Porque de los nombres que llegaron apenas estuvo Pratto, que entró en la parte final. El arquero Franco Armani y el colombiano Juan Fernando Quintero ni concentraron, mientras que Franco Zuculini todavía no firmó contrato. Entonces, había que ver cómo se había adaptado el Viejo River en la pretemporada. Al principio salió decidido a llevarse por delante a Huracán. Lo logró y generó peligro. Pero fue curiosa la forma en que lo hizo. No a través de una sucesión de pases, algo que intenta e intentó el equipo de Gallardo, sino con ataques directos por robos a los jugadores locales o por algún arrebato del Pity Martínez. En esa primera media hora, Huracán aportó poco y nada. Estuvo bien paradito en su campo, con Damián Pussetto, su arma más peligrosa, contenido en tareas más defensivas que ofensivas, con Toranzo incómodo porque no le llegaba la pelota, y con un error que se viene repitiendo desde el año pasado: la falta de un delantero de área. Necesitaba alguien para aguantar la pelota ante tanto pelotazo, pero Briasco no es esa clase de delanteros. La llegada de Andrés Chávez tal vez solucione ese inconveniente.
El ligero dominio visitante desapareció después del penal (leve agarrón pero infracción al fin) y el gol de Pussetto. Con el 0-1, volvió el River de los errores infantiles del año pasado. Hasta ese momento, Huracán no había llegado y la situación más clara había sido un mal despeje de Lux que Briasco no llegó a conectar. Después del gol, el equipo de Alfaro empezó a jugar mejor. River se bloqueó. Scocco, que había empezado bien, se perdió en la cancha. Nacho Fernández tuvo un bajón pronunciado y con el 0-1, desapareció. Con más confianza, Israel Damonte se hizo dueño del medio. El ex Estudiantes, que debutaba, parecía que tenía en el lomo más de 100 partidos en el Globo, por voz de mando y conducción. En el balance, le ganó la pulseada a Ponzio. Con el 1-0, el Huracán que no había pateado al arco generó dos buenas chances, una con un cabezazo de Nervo que despejó Santos Borre, y otro de Damonte que atajó Lux.
Obligado por el resultado, en la parte final River dejó muchos espacios, que no fueron aprovechados por Huracán. Por el contrario, fue justamente el equipo de Gallardo el que estuvo más cerca del empate. Pero apareció la figura del arquero local Marcos Díaz. Si bien en el primer tiempo tuvo algunas buenas intervenciones, en el segundo salvó dos situaciones muy claras ante Scocco. A esa altura, Huracán le había cedido la pelota a River y se defendía como podía.
Ante la falta de definición de los delanteros, especialmente del colombiano Santos Borré que tuvo un penal en movimiento y mandó la pelota por arriba del travesaño, Gallardo hizo debutar a Pratto. Y el peso de su nombre obligó al local a tomar más recaudos. Luego metió al uruguayo Rodrigo Mora, buscando la igualdad con un decidido 4-3-3. Acorraló a su rival por los arrebatos del Pity Martínez y la potencia ofensiva del final, pero lo hizo de manera desordenada, sin ideas, porque siempre falló la conexión Nacho Fernández y Enzo Pérez. Ninguno fue un canto al fútbol, pero Huracán se acomodó mejor.