Los temores, los interrogantes y las sospechas detrás de una amenaza de bomba histórica
Creen en el club de Parque Patricios que los llamados fueron porque sólo permiten el ingreso de los socios.
La expectativa por ver al River de Gallardo en Parque Patricios. El reestreno del conjunto de Gustavo Alfaro. Todo lo imaginado para un partido de fútbol tuvo de golpe una previa inesperada. Insólita e histórica. Es que por primera vez en el fútbol de Primera División hubo una amenaza de bomba sobre un estadio que iba a albergar un encuentro. Entonces, el estadio Tomás Adolfo Ducó que recién había abierto sus puertas, debió ser desalojado ante la incertidumbre y la incredulidad. Para colmo, todo ocurrió en los minutos en los que el micro que trasladaba a River estaba llegando a la cancha. Alertados del hecho, Gallardo y toda la delegación debieron aguardar una nueva inspección de los organismos de seguridad en el ómnibus que los llevó hasta Parque Patricios.
Desde la organización de la Superliga confirmaron que las amenazas se desarrollaron a través de tres llamados al 911 de la Provincia de Buenos Aires pasadas las 18. La denuncia quedó investigada por el Juzgado Federal 3 a cargo de Daniel Rafecas, Secretaría N°6, bajo la carátula de “intimidación pública”. El Comisario Mayor Horacio Marot fue el encargado del operativo y luego de alertado el hecho, el Personal de Policía Científica fue convocado al lugar para revisar las instalaciones, tal como se hace en cada partido en las horas previas para lograr la habilitación del estadio y la apertura de puertas. Sin ras- tros de explosivos, los rumores se multiplicaron por los pasillos.
“No sé de dónde pudo haber venido esa amenaza. No sospecho de nadie. Cualquier persona puede llamar por teléfono y hacer una amenaza”, expuso Alejandro Nadur, presidente de Huracán. El vice Luis Sasso había dejado en el aire algunas sospechas al afirmar que “todo fue falso, alguien hizo esto para hacerle daño a Huracán. Hemos tomado en el último tiempo decisiones que pueden afectar ciertos intereses personales o corporativos, pero esto es de pésimo gusto”. ¿Se refirió al tema de política interna por la decisión de ingreso solo para socios? ¿Se trató de un conflicto gremial? Nadie lo aclaró, pero sembraron dudas en el club local.
Lo cierto es que sobre la calle Alcorta debieron esperar hinchas, el cuerpo arbitral, los periodistas y empleados del club. Hasta el histórico René Houseman esperó sentado en la vereda la reapertura de puertas. Siempre hubo algo claro de parte de los clubes: el partido debía disputarse. Y tras los trabajos de inspección protocolar, la calma reinó. “Estábamos en el vestuario por ir a realizar la entrada en calor y nos dijeron que teníamos que desalojar el estadio. Nos sorprendió, pero acatamos las indicaciones”, contó el árbitro Germán Delfino. Y Guillermo Madero, Director de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos del Ministerio de Seguridad, aclaró que “se desarrolló el protocolo que se exige hasta tener la certeza de que no existía ningún tipo de artefacto explosivo”. A raíz de esto, el sistema Tribuna Segura sólo se aplicó a la barra de Huracán: se le impidió el ingreso a una persona con derecho de admisión.
El tiempo transcurrió y se dilató dos horas el inicio del partido, que estaba fijado para las 19.15. “Hablé con los árbitros desde un primer momento para ver qué era lo que iba a ocurrir. Esperamos a los de explosivos para despejar cualquier duda. Fue todo muy raro. Nunca falta un irresponsable que provoca actos de este tipo. Hay que ver si nos reunimos esta semana entre los dirigentes de la Superliga y la AFA para armar un protocolo y prevenir estas situaciones de cara al futuro”, relató Rodolfo D´Onofrio.
El 2 de octubre de 2017, el partido Ituzaingó - Central Córdoba, por la 6ta fecha de la Primera C, también se demoró por una amenaza de bomba sobre el estadio del club del Oeste, justo el día en el que se presentaba Juan Manuel Lugones, de la APreVide.