Ninguno de los refuerzos tuvo un debut acertado en Santa Fe
El estreno oficial de Eduardo Coudet como entrenador de Racing dejó una caída y también una mirada sobre los refuerzos que se incorporaron para esta temporada. Después de un verano sin victorias, la caída en la Superliga en Santa Fe dejó dudas.
Sin Neri Cardozo (cumplió la fecha de suspensión que arrastraba desde México), hubo cuatro caras nuevas en el conjunto de Avellaneda. Y ninguno aprobó. Las miradas apuntaron desde el comienzo a Ricardo Centurión, ese futbolista que Boca buscó con desesperación en el mercado de pases pero que retornó a su club de origen para volver a gambetear en el fútbol argentino. Estuvo impreciso, por momentos desconectado y hasta con una pequeña demostración de haber pasado un 2017 sin actividad oficial (en Italia jugó apenas 207 minutos en el último semestre). Intermitente, no apareció en el circuito de juego y cuando tuvo la pelota en los pies siempre lo absorbieron en esa marca escalonada que le preparó Unión. Se fue reemplazado porque su única buena intervención fue el centro para el cabezazo de González.
La dupla de marcadores centrales padeció el partido. Nuevos, con pocos minutos entre ellos para conocerse, tanto Alejandro Donatti como Leonardo Sigali parecieron atados al libro de salir jugando. Donatti, hombre de confianza del Chacho tras su paso por Central, estuvo mejor en el juego aéreo que al momento de achicar espacios. Es cierto: a dos marcadores centrales que volvieron al fútbol argentino (Donatti de Brasil y Sigali desde Croacia) les tocó lidiar con la dupla Gamba-Soldano, quizá la más aceitada del fútbol doméstico en el último año.
Nery Domínguez, otro en el que Coudet deposita su confianza, intentó ser salida en una mitad de la cancha en la que se expuso demasiado. Nunca pudo hacer pie desde el juego y en la lucha del músculo quedó entregado al mediocampo de Unión. Lo sintetizó Coudet tras el partido: “No me gustó nada cómo jugamos. Faltó intensidad. No hicimos lo que planicamos. Hay que trabajar mucho”.