Clarín - Deportivo

Unos toques de Messi para volver al triunfo en la Liga

El argentino tuvo parte decisiva en los goles. No fue buen juego del Barça, que ya piensa en el cruce contra Chelsea.

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Se sabe hasta desgastar los adjetivos: Lionel Messi es capaz de lo mejor y de lo extraordin­ario. Rompe récords de los tiempos del blanco y negro, esos que parecían escondidos en la mitología. Pero también hay otro Messi, menos brillante, pero igualmente decisivo. No hace goles, no se lleva la pelota por un hat-trick, pero rescata al equipo de sus malos momentos con una aparición que le modifica el rumbo al partido. Volvió a su- ceder este sábado, en el 2-0 frente a Eibar.

En el País Vasco, el gigante catalán padecía frente a un tenaz rival. Ante esa suerte de Asterix de la Liga de España: con poco más de 27.000 habitantes Eibar es la ciudad menos poblada entre todas las grandes Ligas de Primera en Europa; también cuenta con el presupuest­o más bajo de la máxima categoría española. Con presión alta, con búsqueda por las bandas, sin inhibicion­es, Los Armeros, como les dicen, tenían acorralado al equipo de Ernesto Valverde.

Entonces, apareció Messi. Recién había pasado el primer cuarto de hora y el diez ofreció un pase de mago con el Eibar desacomoda­do. Lo dejó solo a Luis Suárez ante el arquero Marko Dmitrovic. El uruguayo definió como lo que es: un goleador serial. Con ese dúo impecable e implacable el Barcelona le escapaba a su juego escaso. También, a los dos empates que lo antecedían y al fantasma creciente del Atlético de Madrid, el escolta en la Liga.

Barcelona no está jugando bien. Queda una impresión: tiene la cabeza en otro lado. Quizá en el inicio del tramo final de la Champions League: el martes visitará al Chelsea, por la ida de los octavos de final. Sin embargo, cuando así luce tiene un antídoto valioso: los destellos de Messi.

Incluso a pesar de jugar con un futbolista más durante 24 minutos, el Barcelona estuvo parado en la cornisa del empate hasta el penúltimo de los suspiros. A dos para el final, llegó el 2-0. Lo convirtió el lateral Jordi Alba -curiosamen­te de derecha- tras un rebote de Dmitrovic ante la definición de Messi. Merecía ser gol del crack rosarino. A modo de homenaje a su capacidad para ser el mejor, incluso cuando no parece Messi.

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AP La previa del segundo. Dmitrovic tapa a Leo. El balón derivará en Jordi Alba, quien definió con derecha.

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