Clarín - Deportivo

Vélez consiguió un triunfo de oro ante un River que juega mal y no sale de su crisis

El de Heinze fue un equipo corto que obligó al de Gallardo a jugar largo y los delanteros “millonario­s” quedaron aislados. Vigliano no le dio un penal al local y expulsó bien a Pérez.

- Maximilian­o Benozzi mbenozzi@clarin.com

No hay caso. Y esta vez no hay un árbitro que sea el blanco de las quejas. River no le encuentra la vuelta a su juego y la crisis se profundiza. Pasan los partidos y el equipo involucion­a. Ni con todos los titulares ni con algunos guardados para la Copa y la chances para que otros se muestren. Ni tampoco con otro esquema. River juega mal. Y por momentos lo hace muy mal. Vélez, con muchos pibes y un par de experiment­ados, apuesta el juego como bandera para no caer en la zona roja de los promedios. Y ayer, en su casa, consiguió un triunfo que vale oro.

Marcelo Gallardo propuso un esquema con tres volantes internos. Finalmente el pibe Exequiel Palacios jugó en lugar del colombiano Quintero y los cambios, con respecto a Godoy Cruz, fueron seis. Más de medio equipo. ¿Era necesaria tanta rota- ción por más que el miércoles debute en la Copa Libertador­es teniendo en cuenta que a River está muy necesitado de puntos en la Superliga?

Palacios y Enzo Pérez se pararon junto a Bruno Zuculini, y Nicolás De La Cruz jugó suelto, de enganche. Scocco y Pratto se metieron entre los centrales rivales. El esquema necesitaba un gran aporte de los laterales, Mayada y Casco. Pero ni uno ni otro estuvieron a la altura abriendo la cancha y pasando al ataque con claridad.

En menos de veinte minutos, Vélez, sin convertir, ya le había hecho daño a River. Vigliano no le dio un penal por falta de Martínez Quarta a Bouzat y Zuculini quedó condiciona­do por una amonestaci­ón. De hecho podría haberse ido expulsado por dos faltas fuertes. Pero el árbitro sólo le sacó una amarilla. Al ex Racing, para colmo, le quedó gigante el mediocampo de River. Y salió en el entretiemp­o. Ingresó Ponzio, uno de los caudillos que el Muñeco decidió guardar para la primera batalla del miércoles. Tuvo que, obligadame­nte por las circunstan­cias, desgastarl­o 45 minutos. Pero Leo tampoco pudo arreglar todas las fallas que tiene el equipo. De hecho, el capitán quedó pagando en el gol de Vélez cuando intentó cerrar y fue sorprendid­o por Bouzat.

Vélez asfixió a River. Lo presionó en toda la cancha. Y en eso mucho tuvo que ver el despliegue de sus jugadores. El conjunto de Heinze fue un equipo corto que obligó a River a jugar largo. Entonces, los atacantes mi- llonarios quedaban aislados. Y el veterano Fabián Cubero hacía el aguante en el fondo. Los laterales se sumaban al medio para colaborar en la marca con Cáseres y así presionar a los de River. Entonces, tapaban al uruguayo De La Cruz. Y a River no le quedaba otro remedio que la enjundia de Enzo Pérez intentando alguna jugada personal. Pero el nivel del ex Valencia se aleja cada vez más de lo que pretende Jorge Sampaoli para el Mundial de Rusia. Encima, se fue correctame­nte expulsado en el complement­o por juego brusco.

Vélez tenía buenas conexiones entre las bandas, con el tándem Robertone-Vargas por la izquierda y Domínguez-Bouzat por la derecha. Mauro Zárate, a través de su desequilib­rio, también era un peligro para la endeble defensa millonaria. Pero el que más daño causó fue Vargas, el más regular y constante del ataque. Con mucho coraje, armó una brillante jugada individual previa al gol.

Y ese centro atrás de Vargas fue un puñal para el corazón millonario. Robertone entró al área con toda la furia y dejó sin chances a Armani.

River tuvo algo de frescura con Mora. Y estuvo cerca de convertir un tiro libre pero la pelota pegó en el travesaño y picó en la línea. También algún intento de su compatriot­a De La Cruz en la segunda etapa. Y casi lo empata con una carambola de Pinola. Hubiese sido muy injusto. Y no hubiese tampoco tapado esta crisis futbolísti­ca de River que cada vez es más profunda.

 ?? J. SÁNCHEZ ?? El gol del triunfo. El pibe Lucas Robertone ya sacó el derechazo que hará estéril los vuelos de Armani y Pinola. Lo gritó todo Vélez y lo sufrió River, que no encuentra el rumbo.
J. SÁNCHEZ El gol del triunfo. El pibe Lucas Robertone ya sacó el derechazo que hará estéril los vuelos de Armani y Pinola. Lo gritó todo Vélez y lo sufrió River, que no encuentra el rumbo.

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