Godoy Cruz se aprovechó del día en el que todo le salió muy mal a Central
Al local se le lesionó Ortigoza antes de empezar el partido. Y luego se quedó con 10 a la media hora de juego.
Un cóctel explosivo de fatalidades y groseros errores terminaron con el invicto que hasta anoche ostentaba Leonardo Fernández en el Gigante de Arroyito, una de las grandes fortalezas de este renovado Central. Godoy Cruz le dio un golpe duro y se recuperó de la derrota ante Racing.
Todo le salió mal a Central. La temprana (e insólita) lesión de Néstor Ortigoza ni bien saltó a la cancha (se resintió de la molestia que arrastraba en el primer pique que hizo para calentar) fue el presagio de una noche llena de sinsabores. Leo Fernández improvisó con el ingreso de Pachi Carrizo y el movimiento táctico de López Pisano, un juvenil zurdo a quien había pensado abierto en la mitad de la cancha. Y lo cerró unos metros para jugar en el doble cinco junto a Maximiliano González. Sin embargo, el
parche no funcionó. El equipo no tuvo ni fútbol ni contención. Central jugó los peores minutos desde la asunción de su actual entrenador. Paracolmo de males, se topó con un prolijo y práctico rival. Godoy Cruz aprovechó el desconcierto de los rosarinos y en la primera jugada que aceleró a
fondo facturó. Centro de Morro García y gol de Garro debajo del arco.
El gol agudizó la fragilidad de Central. Siguió jugando sin brújula. Encima Fernando Tobiodejó la plancha en un cierre y el equipo se quedó con uno menos. Fue la tercera roja para ex defensor de Boca en apenas 15 partidos disputados en el club rosarino.
Fernández tuvo que volver a remendar: sacó al pibe Lioi para rearme la zaga con el colombiano Cabezas. Y no fue garantía suficiente.
Nada cambió en el complemento. Godoy Cruz no se movió de su pragmático libreto y Central no mostró signos de mejora. Entonces, lo esperado: otro cachetazo de los mendocinos. Guillermo Fernández encontró un hueco y remató con un Ledesma tapado. La pelota rozó en Cabezas y descolocó al arquero, que voló con esfuerzo pero llegó a tapar la pelota. Fue otra fatalidad para el local. Bajo esta coyuntura, el 2 a 0 pareció dejar al partido sentenciado cuando todavía quedaba media hora de juego.
Las luces del Gigante de Arroyito se apagaron con otro dolor de cabeza para los rosarinos. Con una nueva lesión, la de Mauricio Martínez, y la confirmación de una noche muy negra que ni el gol de Germán Herrera en el final pudo maquillar.