Jarry fue la sombra negra y es más que una amenaza de cara a la Davis
La derrota de Horacio Zeballos en las semifinales del Abierto de San Pablo (582.870 dólares; polvo de ladrillo) fue una doble mala noticia para los argentinos. Porque el marplatense llegaba confiado y con buenas chances de avanzar por tercera vez en su carrera a una final. Pero además porque quién le puso fin a su sueño de sumar su segundo título fue Nicolás Jarry, que se perfila cada vez más como una gran amenaza para el equipo argentino de Copa Davis de cara a la serie que se jugará en abril en San Juan. El mejor jugador chileno se impuso por 6-7 (5-7), 6-4 y 6-4 y se metió por primera vez en la definición de un torneo.
Jarry, de 22 años, había avisado que puede ser un verdadero dolor de cabeza para el equipo capitaneado por Daniel Orsanic cuando eliminó a Guido Pella en los octavos de final. Y ayer el 73° del mundo, que en cuartos había bajado al español Albert Ramos Viñolas, el máximo favorito del torneo, ratificó su gran momento y le regaló al tenis de su país la primera final desde que Fernando González ganó en Viña del Mar en 2009.
Zeballos jugó un muy buen tenis durante toda la semana y ante Jarry dio pelea, sobre todo en el primer set. Pero su rival se apoyó en su poderoso servicio -20 aces y una efectividad del 86 por ciento con el primer saque- para marcar las diferencias. Hoy buscará su primer título ante el italiano Fabio Fognini (segundo), que venció por 6-4 y 6-2 al uruguayo Pablo Cuevas (tercero).