Clarín - Deportivo

Racing está bien de la cabeza, sumó su sexto triunfo seguido y el hincha se ilusiona

Son cinco victorias por el torneo local y una por la Copa Libertador­es. Martínez también sigue de racha y el arquero Musso esta vez fue figura. Muy mal arbitraje de Loustau.

- Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

Imparable, ahí va Racing. Volteando a todos sus rivales. En la Superliga, ese torneo en el que galopa hacia el cuarto lugar a bordo de cinco victorias consecutiv­as. En la Copa Libertador­es, la obsesión de la tribuna.

Se sobrepone a cada dificultad la Academia de Eduardo Coudet. A dos penales no cobrados. A un gol de Vélez que parecía terminar con la cadena de éxitos. A la expulsión -justa, por cierto- de su capitán. A media docena de tiros con destino de gol que tapa su joven arquero. ¿Hasta dónde lo llevará semejante racha?

Exige. Presiona. Asfixia. Racing, por momentos, es un equipo insoportab­le para el rival. “Quiero que mis jugadores se tiren de cabeza a la pelota”, le había dicho Coudet a Clarín antes de la reanudació­n de la Superliga. Y el mensaje bajó claro. Entonces, despliega a sus delanteros y volantes en el campo de enfrente. Y suelta a los laterales. Y empuja con los zagueros hasta el círculo central.

Esa tendencia se observó en el primer tramo del partido. Lo acorraló a Vélez. Y encontró el gol rápido con una pelota parada. Es el octavo que convierte Racing por esa vía. Con un ejecutante como Cardozo, las posibilida­des son infinitas. Y si en el área está Lautaro, mucho más. Se elevó el chico maravilla del predio Tita y clavó el cabezazo goleador.

Racing dominaba, pero empezó a flaquear en el retroceso. Las trepadas de Saravia, el despliegue de Zaracho y Cardozo, el sacrificio de Lisandro López, la presencia de Lautaro… Racing generaba expectativ­as en tres cuartos, pero no pesaba en el área. Para colmo, Centurión volvía a mostrar deficienci­as a la hora de elegir el último pase. Arrancaba cada jugada con la convicción de un crack y las terminaba como un pibe de los Bosques de Palermo.

En este contexto, Vélez comenzó a preocupar. Con la buena triangulac­ión de sus volantes, transformó en figura a Musso. El joven del buzo verde esmeralda, color que distinguió a Fillol, anoche atajó como el Pato.

En el arranque del segundo tiempo, Vélez perdió el empate: otra vez Musso se agrandó ante Zárate. Y el partido se hizo imperfecto, pero emotivo. Ya se había equivocado Loustau en no cobrar un penal de De La Fuente a Lautaro en el primer tiempo y no vio otro de Cubero a Centurión. El propio Ricky no pudo hacer el segundo porque Rigamonti voló notablemen­te. Y Zárate lo empató tras un centro bárbaro de Vargas. Una costumbre de Mauro cada vez que visita el Cilindro. Aquí ya metió cinco.

Vélez triangulab­a con criterio. Cambiaba de ritmo. Vargas estaba intratable por el sector de Saravia. Lo dejó a Domínguez de frente al gol. Y el juvenil falló por un centímetro. Loustau expulsó correctame­nte a Lisandro, quien le pegó una patada sin pelota a De La Fuente. No pareció desmedida la reacción del lateral. Pero el juez también lo echó.

Palo y palo era el partido. Y lo destrabó Centurión. La peleó Lautaro, Solari -que había entrado por Zarachodes­bordó y Ricky la clavó de cabeza por encima de Rigamonti. Vélez fue por el empate. Nadie entendió por qué salió Zárate. Robertone tuvo un tiro libre inmejorabl­e para el 2 a 2, pero Musso tuvo una noche fenomenal. Cufré y Sigali vieron la roja entre dudas. Y llegó el final con los corazones agitados. Porque Vélez acarició la igualdad. Porque Racing ilusiona como no pasaba hacía mucho tiempo.

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GERMAN GARCIA ADRASTI Destino de Selección. Lautaro Martínez volvió a convertir, ante la presencia de Sampaoli y es casi seguro que irá a la próxima gira con otra celeste y blanca.

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