Armani apareció en todo su esplendor para sostener el cero
Tapó 4 situaciones que pudieron cambiar la historia. “Son clásicos y hay que ganarlos”, dijo sobre lo que viene.
Justo después de un partido en el que había dejado dudas como todo River, apareció en todo su esplendor. Franco Armani había sido responsable del gol de Chacarita en el Monumental. No pudo retener el remate de Nahuel Menéndez en el Monumental. Se tiró antes. No cubrió bien el arco. Y se diluyó la posibilidad de ser convocado a la gira de la Selección por su coterráneo Jorge Sampaoli. Sí, se calzó el traje de héroe el número uno que llegó a Núñez para despejar todas las incógnitas que generaba el puesto. Y fue decisivo para sostener el cero ante el asedio de Patronato. Terminó siendo clave para el triunfo millonario.
“La que le quedó adentro del área, la que me pateó a quemarropa, esa fue la más complicada. Pero uno tiene que estar para responder”, dijo el casildense después del partido. Todavía tenía las manos calientes y se refería al disparo de Adrián Balboa. El uruguayo remató en el borde del área chica. Su disparo fue violento. Pero Armani bloqueó con ambos guantes y la sacó por encima del travesaño. Fue la atajada del partido.
“El arquero tiene que estar para cuando lo necesiten. Hoy se dio que pudimos mantener el arco en cero”, insistió Armani, quien hacía cinco fechas no podía terminar el partido sin lamentar goles. Ante Olimpo de Bahía Blanca, en la 14ª fecha, había sido la única vez que el número uno de 31 años pudo terminar con la valla invicta. Justo el día de su debut. Después, recibió impactos contra Lanús, Godoy Cruz, Vélez, Flamengo (por la Copa Libertadores) y Chacarita.
Armani valoró los tres puntos que terminaron con una racha negra de visitante: fueron seis derrotas en cadena. “Era lo que buscábamos hacía varios partidos. Gracias a Dios se dio para llegar bien de cara al clásico; sirve mucho para tomar confianza”, reflexionó el guardián santafesino.
Hubo un estallido en el vestuario visitante cuando llegó Armani, el último de los futbolistas en dejar el campo de juego, demorado por las notas periodísticas. No era para menos. River necesitaba la victoria que no se le daba hacía 5 partidos. Y él fue decisivo por un póquer de atajadas.
La primera fue en el arranque, cuando Matías Garrido metió un centro que se terminó cerrando y Armani manoteó por encima del travesaño. Golpeó su espalda contra el poste el número uno. Pero continuó. Y sus mejores tapadas llegaron en el segundo tiempo. Primero, con ese remate a quemarropa de Balboa. Después, con un cabezazo de Sebastián Ribas que embolsó arrojándose contra su palo derecho. Y al final, con ese tiro de media distancia de Gil Romero que mandó al córner. “Tenemos que descifrar el partido que viene. Si hay que luchar y trabar, lo haremos. Son clásicos y hay que ganarlos”, dijo Armani sobre la Superfinal. Seguridad le sobra.