Clarín - Deportivo

Un Racing desordenad­o y confundido no pudo contra el amor propio de Chacarita

En San Martín, el local pegó de entrada. Lautaro empató enseguida y se armó un partido de ida y vuelta. Coudet sacó a Centurión y el equipo perdió peso en ataque.

- Maximilian­o Uría muria@clarin.com

Ricardo Centurión tardó un segundo en reaccionar cuando el cuarto árbitro levantó el cartel electrónic­o con el 22, su número, ese que heredó de Diego Milito, el ahora manager que combatía el sol y el calor en lo alto de la despoblada popular visitante de la cancha de Chacarita. Iban 20 minutos de la segunda parte y Enrique Triverio daba pequeños saltos antes de ingresar. Caminó con la cabeza gacha

Centu y luego trotó con algo de enolos jo. Saludó a su compañero con esmero. Es cierto: no había jugado bien el volante ofensivo. Pero justo cuando se armaba un partido de ida y vuelta, con espacios producidos por el cansancio, el Chacho decidió sacar al futbolista­s más vertical. Acaso sea el primer gran error del entrenador académico desde que llegó a Avellaneda. Racing, así, no pudo pasar del 1-1, dejó puntos en el camino y cayó en la certeza de que pelearle el torneo a Boca dependerá de un milagro.

Explicar la igualdad por el cambio de Centurión sería una injusticia, principalm­ente para Chacarita. Peleó el partido el Funebrero y el verbo no es caprichoso: mordió en toda la cancha y hasta tal vez se excedió en algunas patadas. El que más sufrió fue Lautaro Martínez: le metieron de

todos lados. El entrenador Sebastián Pena pensó un partido de intensidad a la hora de marcar, pero sin presionar en campo rival. Lo dejó hacer a Racing hasta 3/4 y en ese sector se activó. Se encontró con un gol prematuro, tras un error de Gonzalo Piovi, que jugó -mal- por el suspendido Leonardo Sigali. La definición de Juan Imbert fue efectiva y en 3 minutos ganaba el local. La respuesta de Racing fue casi inmediata y a través de su estrella: Lautaro. Retrocedió mal Chacarita y el mejor delantero del fútbol argentino no perdonó y mandó la pelota a la red después de una linda habilitaci­ón de Maximilian­o Cuadra. En primeros 15 minutos se vislumbró lo que sería el resto del juego: una mezcla de ambición para ir a buscar y fallas defensivas.

Antes de la salida de Centurión se produjo la de Cuadra, que estaba haciendo un buen partido. La audacia de Coudet le jugó ayer una mala pasada, porque esa modificaci­ón (entró Martín Ojeda) también fue apresurada. Apenas iban 9 minutos de la segunda parte. Racing se partió muy rápido y no halló frescura para atacar en bloque. El calor y la seguidilla de juegos se hizo sentir. Así y todo, generó las chances más claras y hasta lo pudo haber ganado. Lo perdieron Martínez, Ojeda y el Pulpo González (reemplazó a Solari) y hasta casi festeja por un blooper entre Ré y el arquero Fernández. Y algo más: en el minuto final, Fernández le tapó un fuerte remate a Neri Cardozo.

¿Y Chacarita? Ímpetu, amor propio y ganas. Con eso pudo maquillar las diferencia­s de jerarquía. Metió, se hizo toro en su rodeo y complicó a Racing. Tuvo en Miguel Mellado y en el juvenil Elías Alderete (suplantó a Muaro Matos, que se lesionó) a sus mejores valores. Al local le costó asociarse y elaborar jugadas de ataque, pero lo compensó con el corazón. Provocó situacione­s de gol mediante las guapeadas de sus delanteros. Y no mucho más.

No pudo Racing sumar su séptima victoria al hilo y se quedó con las ganas de acercarse a la racha de 9 triunfos en fila que logró el equipo de José en 1967. Ayer, ante Chaca, jugó su peor partido y no perdió. Y eso también es loable.

 ?? JUANO TESONE ?? Frenar a Lautaro. Ese fue el objetivo de todo Chacarita, que a veces se excedió en el juego brusco. Aquí, Rosso lo encima cuando el de Racing intenta dominar la pelota.
JUANO TESONE Frenar a Lautaro. Ese fue el objetivo de todo Chacarita, que a veces se excedió en el juego brusco. Aquí, Rosso lo encima cuando el de Racing intenta dominar la pelota.

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