Clarín - Deportivo

Campeón con los puños bien firmes

Gran victoria del oriundo de La Matanza para retener el título superwelte­r de la AMB

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Cuando en marzo de 2013, todavía como amateur, consiguió una victoria excepciona­l ante el invicto ucraniano Sergiy Derevyanch­enko, posicionad­o en ese momento como uno de los mayores prospectos de su país, en un combate de la Serie Mundial de Boxeo de la AIBA, muchos lo señalaron como el futuro del boxeo argentino. Él, conciente de su talento y su capacidad, enseguida se apuró a avisar que su objetivo era “llegar a ser alguien en el mundo de este deporte” pero que no iba a dejar que esas altas expectativ­as le metieran presión. En sus primeros años como profesiona­l, respaldó con acciones y resultados esas palabras. Y ayer en La Seine Musical de Boulogne-Billancour­t, en los suburbios de París, Brian Castaño demostró que esa promesa ya se transformó en una realidad y, golpe a golpe y con una soberbia autoridad, dejó en claro que en su figura, Argentina tiene un campeón con todas las letras.

De principio a fin, con una supremacía abrumadora y una constancia impresiona­nte para no claudicar en su idea y seguir pegando, el púgil de 28 años demolió a golpes al francés Cedric Vitu, de 32, y con un nocaut técnico que se demoró hasta el duodécimo y último round, estiró su invicto a quince victorias -fue la 11ª antes del límite- y defendió con éxito por segunda ocasión su título mundial superwelte­r de la Asociación Mundial de Boxeo.

“Estoy contento por la victoria. Gracias a Dios, se dio de la mejor manera, lo pude noquear en el último round. Estoy feliz. Este triunfo va para toda la gente de La Matanza y de Argentina,

que siempre me hace el aguante y me apoya incondicio­nalmente, y para todos mis sponsors. Esto cuesta muchísimo, es un sacrificio enorme poder llegar a ser campeón y después mantenerlo, mucho más. Sin el apoyo de todos ellos, no podría estar hoy acá”, comentó Brian después del combate.

Nacido en Isidro Casanova, Castaño se calzó por primera vez los guantes cuando tenía 11 años y comenzó a entrenar bajo la tutela de su padre, el ex boxeador Carlos Castaño. Arriba del ring encontró, como ocurre con muchos de los boxeadores argentinos, una manera de mantenerse alejado de los peligros de la calle. En poco tiempo, Boxi -apodo que le pusieron por el Boxitracio, personaje del dibujo animado Super Hijitusse ganó un lugar en “Los Cóndores”, el selecciona­do argentino amateur con el que disputó la Serie Mundial de Boxeo. Como amateur acumuló un récord de 181 victorias, cinco derrotas y cinco empates y se colgó la medalla de oro en los Juegos Odesur de Medellín 2010.

Pero su ambición era grande y en 2012 decidió dar el salto al profesiona­lismo. Ganó sus primeras ocho peleas -siete por nocaut- antes de que le detectaran una arritmia cardíaca que amenazó con ponerle fin a su carrera cuando apenas estaba comenzando. Él se recuperó y en 2015, armó las valijas y emigró a Estados Unidos con el objetivo de dar un salto de calidad. Desde entonces, no paró de crecer, mejoró su potencial físico y desarrolló mucho su técnica.

El 26 de noviembre de 2016 tocó el cielo con las manos y escribió su nombre en la selecta lista de argentinos campeones mundiales. Con apenas 16 peleas ganadas como profesiona­l, noqueó en seis rounds al puertorriq­ueño Emmanuel de Jesús en el Polideport­ivo Presidente Perón de González Catán y se consagró campeón superwelte­r de la AMB.

En julio del año pasado, tuvo una prueba difícil. En Evian, realizó la primera defensa de su corona ante el retador franco-marfileño Michel Soro. De visitante, el argentino fue claramente superior arriba del ring y dominó de principio a fin a su rival. Sin embargo, su victoria llegó con suspenso: a pesar a pesar de la evidente intención de los jurados y el promotor de la pelea de perjudicar­lo, terminó llevándose el triunfo por puntos y en fallo dividido.

Ayer, a orillas del río Sena, volvió a “jugar de visitante”. Pero esta vez, no le dio ninguna chance a los jueces de poner en duda su victoria. Porque fue una máquina de pegar y en varios rounds estuvo cerca de lograr un nocaut que se hizo esperar. Vitu -que llegaba con un récord de 46 triunfos en 48 combates (19 antes del límite) y con el título de campeón europeo superwelte­r- fue un rival digno y sorprendió por su resistenci­a, pero al final la constancia del argentino pudo más. Castaño golpeó y golpeó, una y otra vez, hasta que, cuando faltaban 30 segundos para la campana final, el juez Gustavo Padilla paró el combate y lo declaró ganador.

“Por momentos parecía que él no caía más. Y eso que le pegué mucho. Me cansé, las piernas se me cansaron mucho porque hicimos una preparació­n formidable en Estados Unidos, y se sintió un poquito el cansancio al final”, analizó el argentino, que ya tiene bien en claro su próximo objetivo: desafiar al ganador de Erislandy Lara ante Harrett Hurd, que el 7 de abril unificarán los títulos de la AMB y la FIB.

“Uno quiere a Lara porque es el súper campeón de la categoría, pero que venga el que venga. Con el trabajo que hicimos, estoy para pelear con cualquiera. Hay que seguir sumando peleas y haciendo ruido”, aseguró el flamante campeón.

 ?? AFP ?? El cinturón le queda a medida. Castaño dominó toda la pelea ante el francés Vitu y ganó por KOT en el duodécimo round.
AFP El cinturón le queda a medida. Castaño dominó toda la pelea ante el francés Vitu y ganó por KOT en el duodécimo round.

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