Clarín - Deportivo

Las dos caras de Vélez, tan cerca de la derrota como del triunfo

Iba en ventaja, se lo dieron vuelta, lo empató y casi lo gana. Así es este momento del equipo de Heinze.

- Oscar Barnade obarnade@clarin.com

Peor es nada. El nombre del programa que inmortaliz­ó Jorge Guinzburg, el más famoso de los hinchas de Vélez, fue la sensación que dejó el empate ante Central. Un reparto que resultó equilibrad­o entre los bajones pronunciad­os del local y la regularida­d y el oportunism­o visitante.

Este Vélez bipolar de Gabriel Heinze es su peor enemigo. En cada partido muestra dos caras y en la más dura no para de perder puntos para encarar la próxima temporada, porque en la actual los últimos cuatro que ocupan posiciones de descenso directo siguen hundiéndos­e, pero a la vez los rivales futuros tampoco sumaron mucho. Tiene un arranque dinámico, enérgico, vertical. Cada jugador pelea la pelota como si fuera la

última, le ahoga espacios al rival, busca recuperar sin excederse en la infracción, intenta el pase entre líneas para lastimar al rival. Y entusiasma. Da la sensación que ese es el camino

correcto. Con ese ímpetu, abrió el partido con golazo del Monito Vargas (cuidó la pelota, buscó el perfil y sacó un latigazo tremendo), tras un gran esfuerzo de Bouzat por derecha. Pero ese Vélez activo cambia de cara y se duerme, especialme­nte en defensa. Central no había terminado de acomodarse tras el 0-1 y llegó el empate tras una pelota parada. Y como contra Racing la semana pasada, que marcó Lautaro Martínez de cabeza tras un córner y sin marca, la cabeza del uruguayo Parot se anticipó a todos tras el tiro libe de Leonardo Gil.

Entonces Vélez empieza de nuevo. Se hace dueño del juego, busca, mete y genera situacione­s de peligro, aun cuando su figura, Mauro Zárate, está absorbido por los dos centrales. Poco hizo el delantero para desmarcars­e y encontrar espacios, y esta vez no pareció un error la decisión del técnico de sacarlo. Estuvo cerca con un centro de Gastón Díaz sobre la línea de fondo que cortó bien Ledesma y con un remate de Bouzat que se fue muy cerca del ángulo derecho.

Para Central, que jugó con un solo punta y metió muchos hombres en el medio, el negocio pasaba por aprovechar

las distraccio­nes de la defensa de Vélez, esa que le genera a la gente pasar de la euforia a la angustia en una cuestión de segundos. A los once minutos, un cabezazo hacia atrás de Zampedri (que zafó de la roja después de ir con la pierna arriba contra el arquero Rigamonti por esa forma tan particular de Beligoy de interpreta­r las acciones), le permitió a López Pissano ganarle en velocidad a Laso y establecer el 2-1.

Perdido en la cancha, el dilema de Vélez era cómo recuperar todas las energías que gastó y no pudo transforma­rlas en gol para evitar otra derrota de local. Y en los últimos 25 minutos, los dos cambios que introdujo el técnico le dieron ese plus necesario, primero con Guido Mainero y luego con Rodrigo Salinas. El delantero, que pocas chances tuvo de mostrarse hasta ahora, empató tras la primera pelota que tocó. Buena aparición de Nicolás Domínguez (lo mejor de la noche) por derecha y centro justo para el toque goleador del reemplazan­te de Zárate. Eufórico, el Vélez bipolar fue con todo a buscar la victoria en los últimos instantes. Y casi lo logra.

 ?? MARIO QUINTEROS ?? Salvado. Rodrigo Salinas grita el gol del empate. Al lado, Nery Domínguez, la figura. El goleador había entrado por Mauro Zárate.
MARIO QUINTEROS Salvado. Rodrigo Salinas grita el gol del empate. Al lado, Nery Domínguez, la figura. El goleador había entrado por Mauro Zárate.

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