La Doce visitó al plantel, le pidió ganar todo y tener menos exposición pública
En la previa del partido ante Talleres, en Boca se vivió un sábado fuera de lo común. Es que tras la práctica matutina del plantel, un grupo de 15 barrabravas -con Rafael Di Zeo a la cabeza- visitó a los jugadores xeneizes y según trascendió les pidieron “más actitud, que dejen el puterío y que ganen la Copa Libertadores y la Superliga”. A Clarín, sin embargo, le negaron que el tono de la visita haya tenido que ver con amenazas o condicionamientos, pese a que los violentos que por lo general se mueven por intereses ajenos a los deportivos generaron intimidación con su presencia.
La Doce, en tres vehículos, accedió a Casa Amarilla pese a que el entrenamiento era a puertas cerras. Una muestra más de impunidad. En 2015, previo a un Superclásico, la barra se reunió en el hotel en el que habitualmente se concentra el equipo con los líderes del plantel. En 2016, antes de jugar frente a Sarmiento, también hubo una visita de la barra que el propio Carlos Tevez reconoció que tuvo un tono crítico por la constante aparición de jugadores de Boca en temas ajenos al fútbol. El club, en su momento, inició un sumario interno que rápido quedó en el olvido. Por el hecho de ayer también se pidió un informe sobre el acceso y egreso de todas las personas que ayer fueron al club. Sin embargo, parece difícil imaginarse una medida al respecto, ya que no se radicó ninguna denuncia. El tono de la charla con el plantel, según trascendidos (nadie se expresó de manera pública pese a que se adjudican textuales precisos) fue similar a la que tuvo en su momento el presidente Daniel Angelici: exigencias de triunfos en la Libertadores y menor exposición. Algunas versiones indican que esta reunión estaba pactada desde el jueves.
De los jugadores del plantel, el único que en su momento blanqueó su vínculo con La Doce fue Carlos Tevez: hasta se fotografió junto a los líderes de la barra. Las canciones hacia el Apache en cada domingo y hasta un telón gigante evidencian una relación cercana. Esta vez, fueron sus compañeros los que tuvieron que ser anfitriones de una mala compañía.