Clarín - Deportivo

Argentina sufrió, pero el regreso a la élite de la Copa Davis quedó a un paso

El sábado arrancó con la caída del dobles. La semana próxima se sabrá el rival para el cruce de septiembre.

- SAN JUAN. ENVIADO ESPECIAL Mariano Ryan mryan@clarin.com

Y pensar que hay dirigentes y pseudo empresario­s que quieren modificar el sistema de juego de la Copa Davis sólo por el capricho del dinero. Porque, la verdad, es que no cabe imaginarla de otra manera. Porque ella tiene tradición y tiene historia. Y porque, más que eso, ella, además, tiene magia. Que la hace especial, única, diferente a todo. Definitiva­mente atrapante. Así lo siente la mayoría. Jugadores, exjugadore­s, capitanes y fanáticos. Se notó ayer en distintos escenarios de la Davis alrededor del mundo, con declaracio­nes de protagonsi­tas y actitudes de los espectador­es. Todo eso se percibió también en San Juan en un fin de semana que terminó como se esperaba.

Aquí finalizó una serie por la zona Americana de la Davis. Y otra vez una cancha se hizo explosión. Y emociola nes. No hubo grandes figuras del circuito en los dos equipos. Un 15° del mundo en el mejor momento de su carrera por el lado de los argentinos; y un chico en ascenso que, por ahora, es más una enorme promesa que una realidad tangible, por el de los chilenos. Pero los cantos y las risas y las bocas llenas de amargura, las alegrías y las frustracio­nes, las ovaciones y las palmas enrojecida­s de tantos aplausos y hasta alguna lágrima de bronca y de dolor no terminaron con última pelota del último punto. Al contrario. En este caso, el Aldo Cantoni y sus entrañas de tantas noches históricas para el deporte argentino desde aquel primer título mundial conseguido en 1978 por el hockey sobre patines siguieron vibrando hasta bien entrada la madrugada.

Argentina ganó la serie ante Chile por 3 a 2. Un 3 a 2 sufrido y esforzado. Un 3 a 2 que significó mucho más que una victoria porque con el triunfo el ganador disputará el repechaje para volver al grupo Mundial después de haber perdido la categoría hace apenas siete meses en la gélida Astana, frente a Mikhail Kukushkin y sus sorprenden­tes compañeros kazajos.

Derrotar a los chilenos no era una obligación porque en el deporte no se debe ganar o perder. Simplement­e, se puede. Pero dejar atrás a un clásico adversario sudamerica­no (con ésta ya se jugaron 17 series desde la primera en 1931 y Argentina inclinó la

balanza con un récord de 9-8) era una necesidad para no tener que sufrir ante Ecuador en septiembre para mantener el lugar en el grupo I de la zona Americana. Ahora, el panorama que se abre es otro. Porque en el mismo septiembre habrá que recibir o visitar -según la última localía o lo que determine un sorteo- a un adversario que saldrá de los ocho perdedores de la primera ronda del grupo Mundial y del resto de los clasificad­os por las zonas continenta­les. Se supone que Argentina (hoy está segunda en el ranking de la ITF detrás del campeón Francia y delante de Bélgica) seguirá siendo uno de los ocho preclasifi­cados tras el nuevo listado que se dará a conocer mañana, pero hasta ese día no se podrá aventurar nada con respecto al próximo rival.

El último revés del chileno Christian Garín que se fue ancho por la calle del dobles desató el loco festejo. Diego Schwartzma­n fue el primero que se trepó al cuerpo empapado de sudor y de polvo de ladrillo de Guido Pella. Y sobre ellos se fueron sumando todos. De a uno. Hasta formar un racimo humano bañado por el champán. Mientras, debajo de la silla del umpire Daniel Orsanic se fundía en un eterno abrazo con Nicolás Massú para ratificar en ese gesto, lejos de las cámaras y de los flashes, que aquello de “Rivales, no enemigos” fue verdaderam­ente cierto. Hubo papelitos celestes y blancos, música, el baile que encabezó Schwartzma­n, la ronda de siempre que une a todo el equipo, a los jugadores y al staff. Y un último grito de aliento para la despedida del Aldo Cantoni. Nadie supo en ese momento qué se dijo en esa ronda. Pero segurament­e allí, en el seno del equipo, hubo una promesa por volver a estar. Por recuperar un lugar en la elite. Allí donde Argentina se propuso volver apenas Kukushkin le ganó a Schwartzma­n aquel doloroso tie break del tercer set en el cuarto punto. Ese 17 de septiembre de 2017 no hubo una promesa. Hubo un juramento. Ellos mismos empezaron a cumplirlo a miles de kilómetros.

 ?? DELFO RODRI GUEZ ?? Delirio. Diego Schwartzma­n lidera el festejo final en el Aldo Cantoni. Argentina acababa de vencer a Chile y avanzaba al Repechaje.
DELFO RODRI GUEZ Delirio. Diego Schwartzma­n lidera el festejo final en el Aldo Cantoni. Argentina acababa de vencer a Chile y avanzaba al Repechaje.

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