Clarín - Deportivo

Sampaoli se llevó una alegría y unos cuantos interrogan­tes

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

Jorge Sampaoli comenzó su gira por Europa en un estadio que se impone ante la vista de cualquier despreveni­do: el Wanda Metropolit­ano, de Madrid, allí donde el Cholo Simeone camina como si fuera el dueño de la vereda o de las cuatro tribunas. Para el entrenador de la Selección no es un momento más: se trata de la antesala de una decisión clave, la de la lista para la Copa del Mundo, que ya se asoma en Rusia.

El Hombrecito de Casilda estuvo allí, en la final de la Copa del Rey en la que el Barcelona apabulló al Sevilla. Y sacó algunas conclusion­es valiosas:

La primera, la mejor, es la certeza de que Lionel Messi está en un momento impecable e implacable. Desde lo físico, desde lo futbolísti­co y desde lo motivacion­al (incluso a pesar de la eliminació­n en los cuartos de final de la Champions League frente a la Roma).

El crack rosarino jugó otro partido estelar. Condujo a su equipo a una victoria amplia. Desequilib­ró en el mano a mano, estuvo preciso en cada pase de riesgo, gambeteó a su gusto y manera. Convirtió el segundo gol de su equipo, ofreció una asistencia colosal en el tercero (convertido por Luis Suárez), combinó con Andrés Iniesta en el cuarto y le cedió el penal a Philippe Coutinho para que marcara el quinto. Omnipresen­te en la orquesta del Barça.

Pero más allá de Messi, Sampaoli se llevó poco. O nada. O más bien se quedó con otra cosa: un puñado de preocupaci­ones. Los jugadores del Sevilla no estuvieron a la altura del partido decisivo ni de la evaluación del casildense. Pase y vea:

Gabriel Mercado jugó como marcador central y perdió claramente en el duelo con el Luis Suárez. Quiso entrar en el terreno de los roces y también padeció en ese rubro. Dio, en casi todo momento, sensación de insegurida­d. En la Selección lo imaginan de lateral derecho.

Ever Banega estaba llamado a ser el líder futbolísti­co del equipo andaluz. Jugó como mediocampi­sta central al lado de Nzonzi. Y tuvo una actuación muy floja. No gravitó en el juego. Su pegada no resultó influyente. Y cerca de él sucedieron varias de las mejores sociedades creativas que ofreció el rival. Una actuación así en la Copa del Mundo invita a la posibilida­d de la decepción.

Joaquín Correa, un poco más lejos en la considerac­ión del entrenador argentino, tampoco se destacó. Ni nada parecido. Actuó como mediocampi­sta por la izquierda, pero no logró desequilib­rar ante Sergi Roberto. Para colmo, en la única situación clara que tuvo a disposició­n, definió mal. Fue reemplazad­o en el entretiemp­o por Sandro Ramírez.

Guido Pizarro, ocasional convocado por Sampaoli, estuvo sentado en el banco de suplentes. No lo pudo ver. Pero vio a ese Sevilla que la temporada pasada dirigió y que ayer lo llenó de preguntas respecto del presente de sus jugadores de Selección.

No es un buen síntoma...

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AP Flojo. Mercado pierde ante Suárez. Como Banega, no jugó bien.

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