Volvió a gritar Dybala y hoy la Juve puede ser campeón
Paulo metió el 3° a Bologna. Si el Napoli pierde, ya está el scudetto.
Paulo Dybala festeja, hace su gesto de siempre. En las tribunas del estadio de la calle Gaetano Scirea los hinchas de Juventus repiten ese modo de saludar. La escena, un clásico desde la llegada del crack de Laguna Larga a Turín, es el retrato final de la victoria por 3-1 de la Vecchia Signora frente a Bologna. No se trata de una victoria cualquiera. Por dos razones poderosas: la primera, porque lo dio vuelta, tras un primer tiempo traumático; la segundo, porque lo pone a muy poco de cumplir uno de sus principales objetivos de la campaña, obtener el séptimo Scudetto consecutivo.
A dos fechas del final de la Serie A 17/18, Juventus le lleva siete puntos al Napoli, que hoy (desde las 10 de Argentina) enfrentará al Torino, en el San Paolo. Si el equipo del Sur pierde, los argentinos Gonzalo Higuaín -titular, ayer, como siempre- y Dybala gritarán campeón. Otra vez.
El plan para la Vecchia Signora no arrancó como esperaba. En Turín, Bologna -undécimo en la tabla y sin chances de acceder a puestos de clasificación a copas europeas- fue un rival complicado para la Juve.
Un trámite parejo y sin emociones se destrabó a los 30 minutos del pri- mer tiempo con el gol de penal de Simeone Verdi tras un error insólito en la salida del equipo local.
Gianluigi Buffon tenía la pelota controlada en su área chica y buscó el toque corto para iniciar un avance prolijo. Pero el toque a Daniele Rugani fue corto y, como el defensor no estaba bien perfilado, perdió ante la llegada de Lorenzo Crisetig, quien estaba atento y lo anticipó. El volante de Bologna encaró para definir y se dejó caer ante el mínimo contacto con el defensor. Tras la consulta con el VAR el juez Massimiliano Irrati ratificó su decisión y Verdi convirtió de penal con un toque sutil.
Pero el regalo que dio en el primer tiempo le fue devuelto en el segundo. A los 7 minutos, un centro envenenado del colombiano Juan Cuadrado desde la derecha terminó en gol en contra de Sebastien De Maio, quien en su intento de rechazar la pela lota la metió en su propio arco para establecer el 1-1.
Desde ese momento cambió el partido y Juventus volvió a creer en ese fin de semana de gloria que había imaginado. Fue empujando a Bologna, aprovechó los errores defensivos y se lo dio vuelta con el peso de la jerarquía del plantel más costoso de la Serie A.
El ingreso de Douglas Costa le dio al conjunto de Massimiliano Allegri explosión que necesitaba arriba. Fue clave. Y los goles llegaron a consecuencia de la superioridad exhibida por los locales.
El alemán Sami Khedira puso el 21 al tocar al gol tras un mal cálculo en la salida del arquero Antonio Mirante. Y Dybala -al cabo, la cara feliz de la victoria-aumentó la cuenta con un zurdazo -preciso, implacable- para liquidar el partido. Y para algo más relevente incluso: imaginar la gloria.