Los Spurs no se adaptaron del todo al juego moderno que manda en la NBA
En los playoffs, se ven abundancia de triples, formaciones más bajas y pivotes que juegan de cara al tablero.
Es imposible estar dos décadas en lo más alto de un deporte sin estar al día con la manera de jugarlo. Sí es posible hacerlo con herramientas distintas a las del resto, aunque a medida que el juego va cambiando, indefectiblemente habrá que hacer arreglos. San Antonio lleva más de 20 años como actor principal de la NBA, aunque se le ha estado complicando últimamente y la última temporada fue la más difícil en mucho tiempo.
Además de la salida de Duncan, la disminución del aporte diario de Ginóbili y la ausencia de Leonard, una razón queda en evidencia desde los números: los Spurs no parecen haberse adaptado al básquetbol moderno de la misma manera que lo han hecho sus rivales.
El crecimiento exponencial de la utilización del tiro de tres puntos es el que marcó el camino de la NBA en estas últimas temporadas. También, el uso de formaciones más bajas y la proliferación de pivotes con mucha mayor capacidad de visión, armado de juego y lanzamiento exterior.
Golden State Warriors, desde los misiles teledirigidos de Stephen Curry y Klay Thompson, puso de manifiesto la importancia del triple. Lleva dos títulos y tres finales seguidas. Y Houston se convirtió en el paradigma de este modo de ver el básquetbol hasta tener el mejor récord de la temporada regular.
Desde las estadísticas analíticas, el manager Daryl Morey llegó a la conclusión de que el tiro de 2 puntos en la zona que queda entre la pintura y la línea de triples es prácticamente inservible. La elección de tiro de los principales equipos le da la razón.
Tomando en cuenta a los Warriors, los Rockets, Boston y Toronto (los dos más fuertes del Este, de acuerdo al balance de la fase regular), San Antonio quedó expuesto: tiró tantos triples (28% del total de sus lanzamientos) como dobles desde el área “inútil” (27%), mientras que un 45% los hizo desde la zona pintada. Los Spurs fueron el 28° equipo en triples, superando a Nueva York y a Minnesota y quedando detrás del resto.
Houston apenas realizó un 9% de sus tiros desde el semicírculo “prohibido”, mientras que un 41% lo hizo desde la pintura y la mitad restante (50%) fueron triples. Con los ejecutores apropiados, se convirtió en el mejor récord del Oeste y en la principal fuerza antagonista de los Warriors.
Golden State tiró 34% de triples, 40% en la pintura y 26% de dobles a media distancia. En su defensa habrá que decir que aglutina un talento que prácticamente no tiene ningún otro plantel, lo que le permitió disfrutar de una mayor variedad de recursos sin perder efectividad.
Los Raptors sólo lanzaron un 16% en la zona de 2 puntos más apartada del aro, contra 38% de triples. ¿La proporción de Boston? 22% contra 33%.
Podría pensarse que San Antonio sigue apostando al juego en equipo que tantas alegrías le dio, a ese extra pase que a los amantes del básquetbol les eriza la piel. Tampoco es tan así. Se veía ya desde la “Leonardependencia” que se apostaba mucho al talento del alero. Pero las estadísticas probaron que o bien el equipo de Popovich lo intentó menos o tuvo menos éxito a la hora de definir tras asistencias: el promedio de puntos anotados tras un pase gol fue de 22,6, lo que lo ubicó 19° entre los 30 equipos de la NBA.
Explicaba Ginóbili, tras la derrota en el Oracle Arena ante los Warriors, que significó la eliminación de los Spurs, que LaMarcus Aldridge se convirtió en la referencia anotadora del equipo, pero que se hizo difícil que él debiera hacerse cargo, porque juega de espaldas al aro. Ahí radica otra cuestión.
Los texanos tienen en LMA y en Pau Gasol a una pareja de internos más parecida a aquellas duplas de la vieja guardia que el resto. Y un detalle: cuando se bajó la talla del quinteto inicial al quitar al español (en los últimos 15 partidos), San Antonio ganó 10, ocho de ellos con Gasol fuera de los titulares.
Mientras Warriors y Rockets lideran 2-1 sus semifinales en el Oeste, Boston aventaja a Philadelphia y Toronto sufre con Cleveland gracias al poderío de LeBron James.
El receso le dará tiempo a San Antonio no sólo para rearmar el equipo e intentar seguir luchando por anillos. También para evaluar qué tanto deberá modificar su filosofía y adaptarse a los tiempos que corren.