Clarín - Deportivo

Chistes, risas y bromas en el festejo íntimo por los 30 años del Kun Agüero

Hubo fiesta en la práctica y después sopló las velitas junto al plantel, su madre y dos de sus hermanos.

- Nahuel Lanzillott­a nlanzillot­ta@clarin.com

Hubo celebració­n en la casa celeste y blanca de Barcelona. Hubo algarabía, abrazos, cantos y aplausos. La Selección se distendió en plena preparació­n para el Mundial de Rusia. El motivo no es menor, se trata del cumpleaños de uno de los hombres más importante­s del equipo. Sergio Agüero cumplió 30 años de vida y 15 de carrera como jugador profesiona­l. Y se festejó como se debe .

La imagen lo muestra siempre con la sonrisa como estandarte al delantero que Jorge Sampaoli imagina como el nueve titular en el debut ante Islandia. Y en su día especial, no hubo excepción. Desde el desayuno, los saludos comenzaron a llegarle por parte de sus compañeros. En su teléfono le iban cayendo los mensajes de su gente cercana ya desde la noche del viernes. Amigos, allegados, familiares. Es que el día -y por ende el cumpleaños del Kun-, aquí en Europa comenzó cinco horas antes que en la Argentina. Por eso, no había apoyado la cabeza en la almohada cuando tuvo las primeras muestras de cariño de los suyos.

El sol no apareció esta vez por la ciudad de Gaudí, pero el calor de la primavera europea siguió en aumento durante toda la jornada. No importó mucho cuando los regadores de la cancha 7 de la Ciudad Deportiva del Barcelona se activaran en plena práctica matutina. Agüero fue uno de los que fue alcanzado por uno de los potentes chorros de agua que enseguida se apagaron para dar paso a la siguiente etapa luego de la entrada en calor, con las risas y bromas como protagonis­tas.

En el fútbol reducido, ya a puertas cerradas, la cosa se puso más seria para trabajar pensando en Rusia. Pero fue solamente por un rato. Después, ya en el almuerzo, todo volvió a ser un festival de carcajadas. Si hay alguien que siempre anda de buena onda y regalando bromas, es el Kun. No podía fallar el día de su cumpleaños. En la intimidad de un salón especialme­nte preparado del lujoso Hotel Sofía donde se hospeda la delegación albicelest­e, el Kun disfrutó de su momento sentado a la misma mesa que Lionel Messi, Javier Mascherano, Lucas Biglia, Nicolás Otamendi y Nahuel Guzmán.

Hubo un show de humor a cargo de Pichu Straneo (de Peligro Sin Codificar). Y después sí, llegó una torta gigante, el canto de feliz cumpleaños, las fotos y los deseos al momento de las velitas. Uno de los tres que pidió segurament­e sea compartido por 40 millones de argentinos.

Ante la mirada de todos, también de los sparring que fueron invitados al festejo, Claudio Tapia, presidente de la AFA, le regaló un cuadro con una imagen actual del goleador vestido de Selección y otra de cuando era un chico con sueños de gigante y disfrutaba de las primeras convocator­ias en el Juvenil. Tímido, a pesar de su constante buen humor, Agüero agradeció, micrófono en mano, ante su audiencia el cariño brindado.

La tarde eligió pasarla con su mamá Adriana, una de sus hermanas y otro de sus hermanos que están en Barcelona, y un par de amigos que llegaron desde Buenos Aires..

Tiene motivos para estar contento el Kun. Está a punto de vivir su tercer Mundial de manera consecutiv­a. Viene de salir campeón de la Premier League con el Manchester City, club en el que ya es leyenda al transforma­rse en el máximo artillero de su historia. Todo indica que arrancará como titular en Moscú. Y, tal vez lo más importante, arriesgó y ganó al someterse hace poco a la artroscopi­a en su rodilla izquierda que lo tenía a mal traer hacía un largo tiempo.

Todo salió según lo planeado y hoy, ya recuperado y en forma, se siente pleno, esperando hacer de Rusia su Mundial. Esperando también al fin poder romper el maleficio de no haber podido convertir en la competenci­a más importante del fútbol: jugó ocho partidos entre Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, sin anotar.

El 2 de junio de 1988, en el Hospital Piñero y después de un parto complicado, Sergio Agüero llegó al mundo con 4,400 kilos y 59 centímetro­s. Según relata en su libro “Mi historia”, el médico le dijo a su mamá Adriana: “Este chico viene con un pan debajo del brazo”. De seguro, el partero tenía poderes de vidente.

Apenas 15 años más tarde, en la noche del 5 de julio de 2003, debutó en la Primera de Independie­nte en un clásico contra San Lorenzo. Oscar Ruggeri, campeón mundial ‘86 hoy panelista de TV, era el técnico Rojo y quien puede colgarse la medalla de haberle dado la alternativ­a. Ese pibe adolescent­e, flaquito, al que le quedaba grande la pilcha roja, iniciaba un camino ascendente sin techo a la vista. Le falta seguir subiendo al hombre que ya con 30 otoños vividos quiere volverse de Rusia con el pan más sabroso de todos bajo el brazo.

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