Los Pumas no pudieron parecerse a Jaguares
Aunque se trate de los mismos apellidos, hubo un rendimiento inferior. Gales defendió bien y festejó en San Juan. Hay revancha en Santa Fe.
Toda la expectativa que se había armado alrededor de la vuelta de Los Pumas a la acción, con una ilusión lógica sustentada en la muy buena actualidad de Jaguares en el Super Rugby, se derrumbó demasiado rápido. Y con el correr de los minutos quedó claro que un Gales con numerosas ausencias sobre todo en su pack de fowards, pero con tres cuartos peligrosos y una pareja de medios que se conoce de memoria, sería una vara demasiado alta para superar. Al cabo, fue por 23 a 10 la victoria de un equipo que no pierde frente a Argentina desde 2006 y que desnudó ante más de 23 mil personas en San Juan las varias falencias que Los Pumas sufren desde hace mucho tiempo. Casi tanto como desde aquel cuarto puesto conseguido en el Mundial de Inglaterra del que ya pasaron casi tres años...
Fue un primer tiempo muy malo el del equipo de Daniel Hourcade. En ese lapso Los Pumas fueron un equipo sin ideas, temeroso y desconcentrado por momentos a pesar de tener una buena obtención (la posesión fue del 65% en todo el partido y casi nunca se pudo avanzar en el terreno) gracias al line y aun sin un scrum que haya ido para adelante. Fue todo lento y previsible. Sin un orden para aprovechar la estructura que traía el conjunto desde el Super Rugby para mover a los galeses. Y todo eso el adversario lo aprovechó para irse al descanso con 14 puntos de diferencia.
Antes de los dos minutos, Sánchez acertó un penal. Fue lo único que hizo Argentina para sumar en los primeros 40. Después todo resultó muy pobre. Y en picada. A los 7 y luego de que Los Pumas hicieran un segundo penal en pleno ataque en campo rival, el line derivó en una sucesión de fases de derecha a izquierda y de iz- quierda a derecha que terminó con James Davies aterrizando casi sobre la bandera.
Con Sánchez, que venía de buenas actuaciones con Jaguares, muy errático en la toma de decisiones -se dijo que se mareó aunque el parte médico no indicó nada y fue sustituido en el entretiempo por González Iglesias-, sin la actitud que venían mostrando jugadores como Creevy y Kremer y sin la chispa del debutante Delguy y Moyano en las puntas -ellos también venían brillando en el Super Rugby-, la reiteración en la fórmula del ataque fue alarmante. Se insistió mucho con el line, maul y De la Fuente lanzado de punta (por lo menos en dos penales cerca de la línea de 22) y cuando los visitantes “leyeron” esa intención, no hubo plan B. La defensa asfixiante de Gales hizo el resto.
El ganador, en cambio, golpeó a los 26 minutos con un try “a la neocelandesa”, de primera fase: después de que el line fuera ganado con comodidad, Gareth Davies se cortó por el medio sin que nadie atinara a tacklearlo y George North apoyó sin problemas.
En el segundo tiempo no cambió nada el panorama. Los Pumas nunca pudieron encontrarle la vuelta a la defensa porque nunca pudieron imponerse en el contacto. Fueron para adelante, aunque cada vez con más desánimo, y ni siquiera el cambio de la pareja de medios, con Landajo ingresando por Bertranou a los 7 minutos, modificó algo. El premio a no claudicar (en ello, Montoya, que terminó con una lumbalgia aguda, fue uno de los pocos que intentó poner al equipo adelante) llegó recién a tres minutos del cierre cuando después de un try mal anulado al propio hooker, una jugada de numerosas fases le permitió a Tomás Lezana apoyar. Ya no habría tiempo para más.
La imagen del final, con los jugadores armando una ronda que duró varios minutos, fue un símbolo. “Jugamos muy mal”, dijo el capitán Creevy. “Al final, en plena cancha, comenzamos a hacer la autocrítica entre nosotros”, explicó sin dar mayores precisiones de lo que se habló. Sin duda, sobró la preocupación.
Penales sin sentido (13 en total), falta de ideas desde la conducción y ausencia de liderazgo, rigidez en el planteo de juego, desorden defensivo. Fue una lástima porque el grupo venía con un envión muy positivo pero se volvió a viejos defectos ante un equipo que si no sólo se hubiera dedicado a defender como lo hizo en el segundo tiempo y se hubiera decidido a atacar, podría haber hecho una diferencia mayor en el resultado por la impotencia argentina que generó, en definitiva, varios pasos atrás en el camino del crecimiento. Y con el Mundial de Japón que se jugará el año próximo y que está mucho más cerca de lo que la mayoría se imagina...