Clarín - Deportivo

Nadal le agregó una cuota más de gloria a su dominio implacable en Roland Garros

El rey del polvo de ladrillo festejó su 11° título en París al vencer en tres sets a Dominic Thiem. Superó calambres en su mano izquierda y mantuvo el número uno del ranking mundial.

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El “11” no parece por sí solo un número demasiado importante. Pero acompañado por los nombres del número uno del ranking mundial de tenis y del torneo más importante sobre polvo de ladrillo, entonces se potencia y gana un valor histórico imros presionant­e. Porque 11 son las veces que Rafael Nadal gritó campeón en Roland Garros. Y con su 11ª conquista en París, que llegó ayer gracias a una aplastante victoria por 6-4, 6-3 y 6-2 ante el austríaco Dominic Thiem, el español extendió su increíble dominio en la capital francesa, que comenzó hace trece años y parece lejos de tener fin, y se transformó en uno de los dos jugadores que más trofeos levantó en un mismo Grand Slam junto a Margaret Court, que conquistó esa misma cantidad en Australia. Imbatible sobre su superficie fetiche, el triunfo le permitió además asegurarse una semana más su lugar en la cima del ranking mundial.

“Esto no es siquiera un sueño. Es directamen­te imposible pensar algo así. No lo puedo creer. Ganar once veces aquí es mucho. Es algo casi único”, alcanzó a decir el español antes de dejarse ganar por la emoción después de una final que tuvo su cuota de dramatismo.

Porque aunque el nivel de su tenis barrió de entrada con las esperanzas de su rival y le permitió marchar casi sin fisuras hacia un nuevo festejo, en el medio el mallorquín vivió un momento de zozobra inesperada por un problema físico.

Cuando estaba dos sets a cero y sacaba con el marcador 2-1 y un quiebre a favor en el tercero, unos calambres inoportuno­s en la mano izquierda lo obligaron a pedir la atención médica. “Me asusté. Tenía la esperanza que pasaran rápido, pero no me habría retirado de ninguna manera. Habría jugado hasta con la mano derecha si hubiese sido necesario”, reconoció más tarde.

Pero los calambres pasaron y, ya sin muestras de dolor, Nadal sentenció la historia. No importó que Thiem, quien demostró en algunos pasajes que tiene credencial­es para heredar algún día la corona del mallorquín, siguiera luchando como había luchado. Ni que levantara cuatro match points. En el quinto, Rafa no perdonó.

Lo que siguió fue una imagen que parece ya una tradición cada año en Roland Garros: el español abrazado a la codiciada Copa de los Mosquete- con los ojos llenos de lágrimas y todo París rendido a sus pies.

“Estoy agradecido a la vida por la posibilida­d que me ha dado. Hay muchísima gente que trabaja como yo, o más quizá, y no tiene la suerte que yo he tenido. Viví momentos difíciles por lesiones a fines del año pasado y a principios de éste. Por eso esta victoria, como las de Montecarlo, Barcelona y Roma, es muy especial y muy emotiva”, afirmó Nadal, que sumó su 79° título y el 17° en un Grand Slam. Ganó uno en Australia, dos en Wimbledon, tres en Nueva York y el resto en Roland Garros, donde construyó una hegemonía histórica que arrancó en 2005.

Ese año, con flamantes 19 junios, el pelo largo y ubicado quinto en el ranking, tuvo un torneo de ensueño. Superó en las semifinale­s a Roger Federer, que era número uno, y venció en la final a Mariano Puerta por 6-7 (6-8), 6-3, 6-1 y 7-5. Se transformó en el segundo jugador en consagrars­e en París en su debut, después del sueco Mats Wilander en 1982.

Su triunfo más claro llegó en 2008, cuando superó a Federer, máximo favorito, por 6-1, 6-3 y 6-0, en un torneo que se llevó sin perder ningún set. Al suizo lo derrotó además en otras tres definicion­es: las de 2006, 2007 y 2011.

En 2009, el sueco Robin Soderling le propinó su primera derrota en el torneo. Fue por 6-2, 6-7 (2-7), 6-4 y 7-6 (7-2) en octavos. Nadal se tomó revancha doce meses más tarde, cuando lo venció en la final en tres sets y levan-

tó el trofeo por quinta vez.

David Ferrer y Novak Djokovic también lo sufrieron en los duelos decisivos. A su compatriot­a le ganó el de 2013 y al serbio, los de 2012 y 2014.

Nole, en tanto, lo derrotó en los cuartos de 2015, en la segunda y hasta ahora última caída de Rafa en París. Es que en 2016 su despedida prematura se dio por una lesión en una muñeca, que lo forzó a retirarse antes de su duelo de la tercera ronda.

El año pasado volvió con todo. Venció por 6-2, 6-3 y 6-1 a Stan Wawrinka en la final y conquistó su décima corona. Y aunque con esos diez trofeos su cosecha en el Grand Slam francés ya parecía inalcanzab­le, no se conformó, fue por más y volvió a dejar su marca en el “grande” parisino.

En las últimas dos semanas, arrasó con cuanto rival se le puso adelante, llegó a la final cediendo sólo un set -ante Diego Schwartzma­n, en ese duelo de cuartos de final en el que el argentino le robó el parcial inicialy en el partido por el título pasó por arriba a Thiem, el único rival que le había ganado en arcilla en las últimas dos temporadas: una vez en Roma 2017 y otra en Madrid 2018.

Implacable, Nadal escribió una nueva página en su historia dorada en Roland Garros. Una historia que ya es leyenda y que muy probableme­nte tendrá unos cuantos capítulos más en el futuro. Porque Rafa está más vigente que nunca. Y en París volvió a demostrar que es el rey indiscutid­o del polvo de ladrillo.

Es difícil encontrar las palabras para describir lo que se siente ganar once veces Roland Garros. Lo quiero disfrutar porque sé que los años se van rápido y no creo que tenga diez oportunida­des más de volver a jugar y festejar aquí”. Rafael Nadal. Tengo ambición y tengo pasión. Y claro que me gustaría tener 20 Grand Slams como Federer, pero eso no me vuelve loco. Tener 17 es increíble. Juego al tenis para ser feliz y ya he hecho una carrera asombrosa. No me obsesionan los ‘grandes’ de Roger”. Rafael Nadal Hice un partido decente y estoy triste porque realmente quería ganar. Pero jugar la final de Roland Garros con Nadal es tremendo. Lo que él consiguió acá es sin dudas uno de los logros más grandes en la historia del deporte”. Dominic Thiem

 ?? AFP ?? No hay con qué darle. Nadal celebra la victoria en Roland Garros después de los calambres en su mano izquierda. “Habría jugado con la derecha si hubiese sido necesario”, comentó.
AFP No hay con qué darle. Nadal celebra la victoria en Roland Garros después de los calambres en su mano izquierda. “Habría jugado con la derecha si hubiese sido necesario”, comentó.
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