Clarín - Deportivo

Osorio, el DT colombiano al que todo México le pide perdón

Aún entre rubores, los referentes lo respaldaro­n. La Federación Mexicana de Fútbol también.

- Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

Nunca quiso esconderse en el barril del Chavo

del 8 ni siquiera después de la derrota más oprobiosa que recuerden los mexicanos. Fue el 19 de junio de 2016 en la Copa América del Centenario cuando Chile desplegó un fútbol de alto vuelo y liquidó a su selección a bordo de un 7-0 tristement­e célebre. Juan Carlos Osorio entró al vestuario y ofreció su renuncia. “Si no hay confianza en mi proyecto, me voy”, dijo el técnico colombiano. Aún entre rubores, los referentes lo respaldaro­n. La Federación Mexicana de Fútbol también, mientras en cada rincón del país pedían su cabeza. Las críticas arreciaron impiadosas. Incluso, a pesar de clasificar­se invicto al Mundial. Y en las últimas horas habían recrudecid­o producto de la derrota (2-0) en el amistoso con Dinamarca en Brondby y la fiesta sexual que vivieron nueve de sus jugadores.

Osorio estaba apuntado. Hasta ayer, claro. Hasta un triunfo histórico de México contra Alemania, el campeón del mundo, nada menos. Por un planteo estratégic­o que dio vueltas en la cabeza del profesor desde hace seis meses, tal cual confesó en la conferenci­a de prensa. Por un equipo que transmitió pasión, convencimi­ento y variantes. Que aprovechó los espacios para contraatac­ar con velocidad, recursos e inteligenc­ia. Que sostuvo el resultado con los dientes apretados en el segundo tiempo. Que se transformó en la gran sorpresa de Rusia.

“El mérito es de los jugadores”, dijo Osorio, 57 años, nacido en Santa Rosa de Cabal, zona andina de su país. Lucía esa misma camisa blanca, holgada y con el cuello desabotona­do, que había transpirad­o durante el partido. Admirador de Marcelo Bielsa, durante largos tramos del encuentro observó el duelo ante los alemanes en cuclillas. Y tomó notas en su libretita. Sí, en tiempos dominados por la tecnología de punta, el técnico apela a la birome. Con la azul apunta los aciertos. Con la roja, los errores. “Mi padre me enseñó que es mejor un lápiz corto que una memoria larga”, explicó sobre la vieja usanza.

“La libreta de Osorio; modelo de gestión” es un libro que el entrenador escribió junto al periodista Jorge Andrés Bermúdez, justamente. Con el prólogo de Juan Manuel Lillo, asistente de Jorge Sampaoli en Chile y ex técnico de Atlético Nacional, revela los secretos de un hombre poco común en el fútbol. Es que Osorio reúne unas cuantas particular­idades. A tal punto que, más allá de la idiosincra­sia mexicana, está tallado con el molde estadounid­ense. A fin de cuentas hace 30 años llegó a Chicago para despedirse prematuram­ente de su carrera en pantalones cortos y empezar a desandar su camino como entrenador. Su historia, entonces, no reconoce muros.

Osorio fue mediocampi­sta de Deportivo Pereira, Internacio­nal y Once Caldas. Luego aterrizó en Estados Unidos para integrar las filas de Chicago. Pero una lesión en la rodilla le puso el punto final a sus sueños de futbolista. Razón suficiente para colgar los guayos, como le dicen en Colombia a los botines. Asistió a una universida­d en Iowa, se mudó a Nueva York, pero su condición de inmigrante ilegal lo obligó al rebusque. Fue albañil y mozo en una cafetería.

Aprendió inglés. Y con los papeles en orden se inscribió en la carrera de Ciencias de Ejercicio Físico. Fue personal trainer en Queens y consiguió su primer trabajo en el mundo del fútbol como preparador físico en la MLS. Creó un modelo de entrenamie­nto basado en los Bulls de Michael Jordan. Y viajó a Europa para corporizar­se en el asistente técnico de Kevin Keegan en Manchester City. Cinco temporadas después llegó su primera posibilida­d como técnico. Fue en Millonario­s. Volvió a Estados Unidos, dirigió en Chicago y Nueva York, regresó a su país y fue campeón con Once Caldas. Pasó a Puebla. Y tomó Atlético Nacional, con el que conquistó siete títulos entre 2010 y 2014. San Pablo lo contrató en 2015, pero apareció México y se hizo cargo del equipo nacional.

La mencionada goleada que le propinaron los chilenos. La derrota (4-1) en las semifinale­s de la Copa de las Confederac­iones contra Alemania, casualment­e. La derrota en la misma instancia de la Copa de Oro contra Jamaica (1-0). Golpes duros para un técnico que había rotado buscando recambio. “Nadie se merece más este triunfo que una sola persona... Y NO ES MEXICANO”, publicó Oribe Peralta en Twitter. El delantero sintetizó el sentimient­o del plantel. Y de un pueblo que empieza a pedir perdón.

 ?? EFE ?? Cielito lindo. Sobre el final y después de la histórica victoria ante Alemania, Osorio fue pura emoción en el saludo con Herrera.
EFE Cielito lindo. Sobre el final y después de la histórica victoria ante Alemania, Osorio fue pura emoción en el saludo con Herrera.

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