Clarín - Deportivo

La Selección se juega mucho ante Croacia con una propuesta llena de riesgos

Necesita ganar para no llegar casi ahogada al cierre del grupo contra Nigeria. Lo intentará con un equipo formado más cerca del gusto de Sampaoli que de Messi. Son 90 minutos decisivos

- Enrique Gastañaga egastanaga@clarin.com

Sucedió en la entrada a esta Nizhny Nóvgorod que la Selección sí o sí necesita conquistar. A la izquierda una de esas estatuas de Lenin que en Rusia obviamente se repiten, una serie de construcci­ones históricas que invitan a la selfie y ese estadio majestuoso donde en un puñadito de horas Messi y compañía encontrará­n el alivio o marcharán al abismo de la preocupaci­ón en el Mundial. Enseguida, giro a la derecha, cruce del río Oká a través del puente Kanavinsky. Ahí nomás, a subir una colina desde la que también en algunos tramos se puede espiar el Volga. De repente, sobre el verde césped de un parque, una novia se casa y posa para las fotos.

“Suerte”, diría Carlos Bilardo. Eso sí, falta para llegar al destino. Al hotel que alojará a este grupo de Clarín. ¿Dónde está? Ahí, por fin: recepción, trámites interminab­les y habitación… 13. “Mala suerte”, dirían los superstici­osos.

¿De qué lado caerá la moneda de la inestable Selección contra Croacia, a partir de las 21 de aquí, las 15 en nuestro país? ¿La novia que va rumbo al altar o el número fatídico que tanto espanta?

Esa curiosidad indica que Argentina está jugada mucho antes de lo que se imaginaba: ¡en el segundo partido! El giro alrededor de ese par de detalles refleja que la Selección se ha convertido en el símbolo de la incertidum­bre. Todo es posible. Y en cierto modo lo que sucede es fruto de la lógica: busca un equipo en pleno Mundial. No convenció el primero contra Islandia, el que más se identifica­ba con el gusto de Messi y de los jugadores, y ahora Jorge Sampaoli arma uno bien distinto frente a Croacia y mucho más próximo a su paladar, similar en su configurac­ión al que logró la clasificac­ión en la altura de Quito, aquella noche del triplete de Messi como si por fin se hubiera decidido a hacer lo que siente.

Croacia llegó a Rusia a través del repechaje y luego cambió el técnico. Impone respeto por la jerarquía y la potencia de algunos nombres; también por su altura. Pero a no confundirs­e: viene de ganarle a Nigeria con un gol en contra y otro de penal. ¿Por qué Argentina no puede ilusionars­e? Respeto hay. El DT Zlatko Dalic por algo sacará a un delantero y reforzará la marca en el mediocampo…

Ahora habrá una Selección Nacional con tres defensores reales para contener a Mario Mandzukic (Juventus), con Eduardo Salvio y Marcos Acuña recorriend­o las bandas de una punta a la otra contra Iván Perisic (Inter) y Ante Rebis (Eintracht Frankfurt), con Enzo Pérez (se metió en- tre los 23 por la lesión de Manuel Lanzini y será titular) reforzando la zona de equilibrio para que no sufra tanto Javier Mascherano y para evitar que tiendan puentes Iván Rakitic (Barcelona) y Luka Modric (Real Madrid).

¿Cómo estará Messi? Cuentan que ya eludió el bajón anímico por el penal fallado en el debut. Que así sea. La Selección lo necesita pleno y él necesita que el equipo lo ayude. ¿La elección de plan e intérprete­s del DT casildense lo oxigenará?

Si ya era la Selección de Sampaoli con la triple exclusión de históricos (Marcos Rojo, Lucas Biglia y Ángel Di María), ahora lo es todavía más con la ubicación de nuevo en el banco de suplentes de Cristian Pavón, blanqueada a los mismos jugadores pero todavía no oficializa­da, una novela de dudas del cuerpo técnico para que su par croata no le descubra los once. Se verá si la decisión del entrenador se transforma en un acierto o en un desperdici­o. De cualquier modo, se trata de un doble riesgo: desafía al gusto popular y se expone a utilizarlo cuando tal vez sea demasiado tarde. Asume el riesgo, es verdad. Sabe del peligro que se corre en un partido que es casi definitori­o.

Un técnico debe tomar decisiones según el análisis de las virtudes y debilidade­s tanto propias como ajenas. No tiene que guiarse por las solicitude­s de los hinchas sino por sus conviccion­es. Ese primer riesgo se comprende.

Si bien existen argumentos futboleros como para defender la titularida­d o la suplencia de Pavón, el empa-

te oscuro ante Islandia indica que entró en ese último cuarto de hora híper adverso, volvió a darle vida a la Selección, como si no le pesara su debut en el Mundial. En 15 minutos hizo más que Di María en 75, sin dudas, es innegable.

Sampaoli sacó a Fideo y parecía que ponía a Kichán. Pero al final lo sentará otra vez a su lado porque “es muy

revulsivo” y al ser tan joven “no le podemos cargar sobre su espalda toda la responsabi­lidad”, pero sí “tenemos una carta para resolver algún tipo

de partido”. Ahí está el segundo riesgo, el que dispara incógnitas en estas nerviosas horas previas al partido con los duros croatas.

Va Meza de arranque porque ofrece mayor juego y control en un desarrollo que se imagina con un debate profundo en la mitad de la cancha. No juega Pavón porque a ese contexto no contribuye­n su electricid­ad y mano a mano, rasgos que suponen podrían exprimirse en el segundo tiempo.

¿ Y si el partido a la Selección se le embarra antes? ¿Y si como sucedió con Islandia ya casi no queda tiempo? ¿No era mejor volar desde un principio con Pavón, quien ya demostró entenderse muy bien con Messi?

Nada garantiza Pavón, por supuesto. Necesita todavía recorrer un largo camino con respuestas contundent­es y continuada­s en los escenarios más trascenden­tes. Aquí, en el Mundial, había dado la primera señal en una Argentina sin señales. Parece que Sampaoli cree que no es su momento. Suena contradict­orio en una Selección que no puede esperar.

 ?? EFE ?? Movimiento. Unos y otros en la última práctica. Messi, Mascherano y Acuña van desde el comienzo. Banega, Di María y Rojo salen de la formación. También entran Pérez y Mercado.
EFE Movimiento. Unos y otros en la última práctica. Messi, Mascherano y Acuña van desde el comienzo. Banega, Di María y Rojo salen de la formación. También entran Pérez y Mercado.

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