Clarín - Deportivo

¿Por qué a Messi sus historias contra Croacia le permiten soñar con lo mejor?

En 2006, convirtió ante los europeos su primer gol en la Selección. Y en 2014 les anotó otro tanto en Londres.

- Enrique Gastañaga egastanaga@clarin.com

Nevaba en la noche de Basilea, la ciudad que alumbró a Roger Federer. El muchachito del cabello largo encaró desde la derecha hacia el medio, amagando y buscando el hueco, hasta que lo encontró y sacó el zurdazo allá, al

segundo palo, a media altura, a la red. Todo sucedió a los seis minutos del primer tiempo en el arco que estaba ubicado a la derecha del palco de periodista­s. Imposible olvidarlo.

Con el tiempo, se acostumbró a dibujar con ferocidad serial goles como aquel. Pero ese instante no era uno más. Ahí nacía un mito celeste y blanco. Era el grito número uno en

la Selección de Lionel Messi, ese pibito que ya se insinuaba como un fenómeno y que luego sumaría otros 63 festejos para establecer­se como el máximo anotador de Argentina.

Era el segundo gol de una historia que concluiría con derrota por 3 a 2 ante Croacia, un dato que al cabo pasaría a ser irrelevant­e.

Haber sido testigo de aquel episodio, por supuesto, resulta una bendición. ¡Cuánto tiempo pasó! Ya transcurri­eron doce años y pico. Ahora Messi está aquí, en el oeste ruso, a unos 400 kilómetros de Moscú, en la quinta ciudad más poblada del país más grande del mundo.

Esta Nizhny Novgorod hace un par de días se inundó durante una hora por culpa de un diluvio y en este instante molesta con el viento intenso pero acaricia con su centro histórico, con su Kremlin incrustado en una especie de colina y con una coqueta ribera al borde del Volga para ser explorada de punta a punta. En uno de esos hoteles de esa zona que ningún turista se pierde, Leo descansa.

El “10” se prepara para otro partido. Que no es uno más. Que es muy diferente. Aquel del 1° de marzo de 2006, como compañero de Cambiasso, Riquelme, Crespo y Tevez, entre otros, era un amistoso. El de hoy será por

un Mundial. Aquella vez era un chico que caminaba por el hotel de la concentrac­ión con timidez, como uno más. Hoy es un hombre que en cualquier rincón del universo provoca una revolución. Aquella noche era

una promesa. En este momento es el mejor del planeta fútbol.

Eso sí, hay una coincidenc­ia: el rival. Era Croacia. Es Croacia. ¿Será un guiño del destino? Así como en esos 90 minutos daba su paso número uno hacia la coronación como el ma-

yor goleador ¿ahora en empezará la historia a caminar de la Selección, hacia la Copa del Mundo, hacia su obsesión, hacia el título que le falta? Segundo dato que marcha en el mismo camino, que en nada lo iguala en relevancia pero que sí vale para entusiasma­rse: aparte de aquel gol y de aquel partido histórico, Messi jugó una vez más contra Croacia. Y también le convirtió. Fue en Londres, hace cuatro años, con victoria 2 a 1.

A su tercera vez contra Croacia llega Messi envuelto en una incógnita. El penal fallado contra Islandia tanto lo marcó que tardó en despojarse de un sentimient­o de culpa que Leo se colgó en forma exagerada al señalarse como “responsabl­e”. Y lo afectó en el resto del partido porque ya no fue el mismo. No fueron horas fáciles para Messi. Encima lo rodearon rumores falsos de ruptura con su esposa. Cuentan desde la intimidad de la Selección que a ese estado de ánimo el capitán ya lo gambeteó.

Si necesitaba el respaldo del entrenador, Jorge Sampaoli vaya si se lo dio. “Leo se hizo responsabl­e de algo que no le correspond­e. Es un error. Uno no es responsabl­e de un fracaso. De parte de los argentinos es cómodo esperar que todo lo haga un jugador. Leo nos da un plus, pero es imposible que uno sólo cambie la realidad de un partido”, declaró el casildense sentado en el mismo lugar que un ratito más tarde ocuparía Iván Rakitic. El compañero de Leo en Barcelona y rival en el partido que ya se viene diría que “Messi es el mejor de

la historia”, aparte de remarcar que lo vio prepararse de un “modo especial” para este Mundial.

El técnico protegió a Messi hasta en la comparació­n con Diego Maradona: “Son contextos muy diferentes. Leo para Argentina es un prócer, como Diego en su momento. Cada argentino tiene la ‘10’ de Messi como tenía la ‘10’ de Maradona. Eso tiene un gran valor”. Y prometió Sampaoli, con un equipo más dinámico, veloz y agresivo, exprimir los espacios que suelen aparecer cuando dos o tres rivales salen a asfixiar al crack.

Eso será clave para que aquí comience a nacer a pura fantasía y a puro grito el Messi que falta, el campeón del mundo. Así el partido en esta Nizhny Novgorod aún por descubrir se instala en la memoria como aquella noche helada de Basilea.

 ?? CARO PIERRI ?? El primer gol de Leo. Crespo y Demichelis celebran con Lionel Messi su debut goleador en Basilea.
CARO PIERRI El primer gol de Leo. Crespo y Demichelis celebran con Lionel Messi su debut goleador en Basilea.

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