Clarín - Deportivo

Las iraníes se rebelaron en Kazán y pelearon en Teherán

No les permitiero­n ver el partido en pantalla gigante en el estadio Azedi, a pesar del anuncio del gobierno.

- Daniel Lagares dlagares@clarin.com

Ser mujer es difícil. Y peligroso, sobre todo en países donde gobiernos y religiones patriarcal­es aún no se enteraron que la Humanidad transita el Siglo XXI. Irán es uno de ellos. Como en tantos otros lugares, las mujeres de esa geografía luchan a diario contra el mandato establecid­o. Ayer, las iraníes dieron una batalla memorable, en Teherán y en Kazán, donde la selección masculina de fútbol jugó contra España por el Grupo B del Mundial ruso. ¿Ganaron la batalla, la perdieron?

El gobierno iraní había soltado la férrea mano masculina y permitió que mujeres y hombres vieran el duelo mundialist­a en pantallas instaladas en el estadio Azadí, con capacidad para 100.000 personas. Habían puesto en venta cerca de 20.000 entradas y una marea de mujeres se encaminó desde temprano hasta la cancha. Sin embargo, el permiso fue cancelado.

Lejos de allí, en el modernísim­o estadio del Rubin ruso, mujeres sin velo, maquillada­s al uso occidental, pudieron acceder a las tribunas y ver en vivo el partido. Desde allí hicieron campaña, desde luego. “Dejen entrar a las mujeres

a los estadios”, fue la leyenda de numerosas pancartas. Los hinchas iraníes fueron locales en Kazan, superando la presencia de españoles. De los 20.000 aficionado­s iraníes, la mitad eran mujeres de mediana edad, casi todas con residencia en países europeos. Y activistas de la lucha feministas acompañand­o el reclamo de sus compatriot­as.

¿Fue un paso atrás lo de Teherán? ¿Fue un salto hacia el futuro lo de Kazan? La Revolución islámica liderada por el ayatollah Komeini en 1979 prohibió la reunión de hombres y mujeres en espectácul­os públicos. No sólo asistir al fútbol está negado. Tampoco se permite presencia

femenina en competenci­as de natación y lucha libre.

Casi cuarenta años después, la norma sigue vigente, ahora un poco flexibiliz­ada por la lucha feminista y las presiones internacio­nales. se sabe, como reporta la prensa europea, que la FIFA hizo sutiles gestiones ante el gobierno de Rohani para que descomprim­iera el asunto durante el Mundial.

Ver Irán-España, aunque fuera por televisión podía ser un primer paso. La policía impidió el acceso al estadio Azedi pero las mujeres se quedaron a las puertas de la mole por lo que les permitiero­n ingresar. Pero cuando la transmisió­n llevó las imagenes desde Kazan y se vieron a hinchas iraníes de jeans y con los labios pintados, cortaron la emisión y desalojaro­n el lugar.

Tampoco se concretó la promesa de instalar

pantallas gigantes en plazas públicas pero el regimen no pudo impedir el encendido de televisore­s en los bares. Y la policía no quiso desalojar a las mujeres que fueron allí a ver el partido de su selección con los españoles.

Según los clérigos ultraconse­rvadores, las mujeres no deben presenciar los vigorosos cánticos de los hombres en las tribunas. “No pueden ser castigadas porque los hombres sean vulgares en los estadios”, señaló el presidente clérigo y presdiente Rohani, cuando el tema ganó el debate en el país, antes del partido con Marruecos, un país igualmente “severo” con las mujeres. La prensa europea cree que Rohani perdió la batalla interna con el sector más conservado­r y por eso se frustró la tarde del Azedí.

No están solas. “Este equipo es una familia, una nación jugando sobre el campo, y esto no son palabras vanas, lo hemos demostrado. Si estamos aquí y si hablamos de eso, no estaríamos respetando la competició­n. Eso es algo

que debe tratarse en familia”, dijo Mousad Shojai, uno de los futbolista­s del plantel que dirige el portugués Carlos Queiroz, en la rueda de prensa previa al partido con España.

Aunque discreto, al hablar de “familia”, Mousad incluía a las mujeres. Tiene una historia de rebeldía que lo convirtier­on en ídolo de los hinchas de su país. Juega en el AEK ateniense, pasó por Osasuna y Las Palmas y estuvo prohibido en la Selección porque cuando estaba en el Panonios desoyó la orden del gobierno de Rohani de no jugar en Tel Aviv ante el Macabi por la Europa League porque “debilitaba los principios de la revolución islámica”.

Masoud, además, es fervoroso defensor de los derechos de las mujeres en Irán. Fue defendido por sus compañeros Ali Karimi y Mehdi Taremi y el técnico Queiroz, al punto que fue perdonado y está en Rusia. Las mujeres iraníes no están solas.

 ?? EFE ?? En Rusia. Las mujeres iraníes se hicieron sentir en Kazán, apoyando a su Selección. En Teherán no pudieron verlo en pantalla gigante.
EFE En Rusia. Las mujeres iraníes se hicieron sentir en Kazán, apoyando a su Selección. En Teherán no pudieron verlo en pantalla gigante.

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