Brasil no es sólo Neymar
Le ganó 2-0 a Costa Rica en tiempo de descuento y se acomodó en el Grupo E, en el que Suiza venció 2-1 a Serbia.
Una idea, un equipo, una megaestrella. Convicción para buscar. Intérpretes adecuados y valientes. Un técnico de bajo perfil y conceptos claros. Brasil. Este Brasil que generó envidia en su debut aun empatando y que volvió a generar envidia esta vez, aun sufriendo para ganarle en el descuento 2-0 a la brava Costa Rica. Ellos siguen adelante. Argentina apenas se anima a creer...
La tendencia se verifica desde que arrancó el Mundial. Les pasó a alemanes y a españoles. Y le está pasando a Brasil. Se trata del desafío de la bendita presión, esa que contribuyó a que Argentina no pudiera contra sus fantasmas y que parece ser el principal enemigo de uno de los grandes candidatos a ganar el Mundial. Carga Brasil con la obligación de ponerse esa camiseta -en general amarilla, ayer de un raro azul- y ganar 3-0 a los 20 minutos. Y no de cualquier manera. Los brasileños deben rendir examen ante la historia y deben ganar, golear y gustar, rápido y sin fisuras.
Y esa exigencia con la que cargan los brasileños en cada Mundial se personifica en Neymar. Un enorme futbolista a quien mira el planeta. Los millones de brasileños, para que los lleve sin contratiempos al sexto título. La crítica, para que corrobore que es sin dudas el nuevo rey del fútbol del mundo. Y sus rivales, claro, que trabajan para neutralizarlo de todos modos: con marca escalonada o personal y, si ello no alcanzara, bordeando el reglamento.
Mucho habrá podido hablar Neymar del asunto de la presión y las pesadas mochilas con su amigo Lionel Messi. Los parecidos son obvios. Pero hay una diferencia que explica presentes, rendimientos y expectativas disímiles. Y es que el Brasil de Tite logró armar una estructura que contiene a Ney, lo arropa, lo entiende, lo sostiene. Y hasta es capaz de sustituirlo cuando el astro del PSG anda un poco apagado, abrumado o protestón. Como en San Petersburgo.
Corre y ordena Casemiro, desmintiendo él solo ese mito del doble cinco que tanto juego les ha quitado a tantos. Trepa Marcelo con la convicción del Madrid pero con un sentido de la
oportunidad consensuado con el banco. Se muestran Coutinho y Paulinho, no se encandilan ni se esconden ante el brillo de su compañero ilustre. Se insinúa siempre Gabriel Jesús, que juega en el City como Agüero pero no depende, como Agüero, del humor de su amigo Messi para buscar el gol en cada jugada. Brasil es un equipo con una megaestrella. Con esa premisa salió a enfrentar el dilema que le propuso la ordenada y cerrada Costa Rica y también el desafío de la maldita presión. Con paciencia pero sin claridad dejó escapar el primer tiempo, en el que generó poco. Y con esa misma fórmula, más el atinado cambio de Douglas Costa por Willian, tomó a los Ticos del cuello en el segundo y no los soltó hasta quebrarlos en el descuento.
Derechazo de Coutinho afuera, cabezazo de Jesús en el travesaño, remate de Ney que tapa brillantemente Navas, otra de Coutinho a las manos. Toque, circulación, paciencia y búsqueda constante. Todo en los 12 ó 13 iniciales del complemento. A la can- cha Firmino, el del Liverpool, por Paulinho, el del Barça, buscando más profundidad. Y Neymar pateando por arriba en una clarísima...
¿Una actuación deslumbrante? Para nada. ¿Un equipazo que hará historia? Por ahora, no... Un equipo que juega bien, que a veces encuentra los caminos y a veces no. Que intenta, sabe lo que quiere y cree en un estilo que viene de los tiempos. ¡Ah! Y que siempre intenta dar la cara cuando su crack luce apagado.
No pudo con Suiza y le costó un montón con la Costa Rica del arquerazo Keylor Navas. Hasta que se encontraron Firmino, Jesús y Coutinho. Y listo. Hasta que por fin apareció Ney con un toque corto abajo del arco y de zurda. Gol primero y llanto y desahogo después.
Seguirá buscando Brasil. Seguramente con la mochila de la presión un poco más liviana. A la espera de que se consolide el crack del peinado raro. Con un equipo, un orden y una idea. Con convicción.
Quien quiera oír que oiga.