Se debe elegir a los jugadores de experiencia y respaldarlos
Las personas encuentran en las mismas crisis el argumento de la superación. Así lo demostraron tantos hombres y mujeres que se enfrentaron a las peores dictaduras del continente. Basta un espacio de la grieta para renacer. Ese concepto no me pertenece. Lo desarrolló de un modo mucho más amplio Ernesto Sábato en su libro La Resistencia. Sirve el detalle para contar este presunto rompecabezas roto.
La dimensión de un equipo se determina por tres cosas: -Por su humildad y sencillez.
-Por su sentido de la autocrítica.
-Por su capacidad para sobreponerse ante la adversidad. El liderazgo al entrenador se lo confiere el cargo, quienes lo contratan. Pero su derecho a estar al frente de un plantel se lo gana día a día. En ese momento es cuando se legitima el rol. Tiene que estar dispuesto a escuchar las críticas y debe ser claro al momento de ofrecer respuestas y explicaciones. Este tipo de situaciones se resuelven en el vestuario, con diálogo.
Desde lo futbolístico, uno debe ser simple y concreto. Cuanto más modificaciones, más dudas se pueden trasladar al equipo. Y éste es un momento de certezas y no de dudas. Se debe elegir a los jugadores de experiencia y respaldarlos para que tengan la confianza necesaria para llevar adelante un plan de juego, que debe ser simple, eficaz. Preciso en la búsqueda.
Quisiera pedirle algo a los jugadores: este es un momento de demostrar el compromiso. Durante mucho tiempo todos trabajamos para tener una oportunidad como la que tienen ellos. Muchos la pueden conseguir y otros no la consiguen nunca.
Entonces, deben tener en cuenta que ellos son privilegiados. Claro que no es agradable estar en el centro de la escena, donde hoy son cuestionados, discutidos y maltratados en algunos aspectos. Pero son nuestros elegidos. Para muchos de ellos, puede ser el último Mundial, incluyendo al propio Messi. No hay que esperar otra oportunidad.
Éste es el momento en el que hay que dar una demostración cabal y evidente de lo que quiere y busca. Por eso, le pedimos a los jugadores ese nivel de compromiso. Cuatro años en el fútbol es mucho tiempo para esperar una revancha.
Quizás los jugadores que hoy conforman el plantel, mañana ya no estén. Tienen que vivir y sentir como si fuese la última oportunidad. La Selección es una bandera y está por encima de los hombres y de los nombres.
La sociedad argentina es muy castigada. Se le pide permanentemente demostraciones de esfuerzos y sacrificios y estoicamente ha respondido. Hoy somos nosotros, la sociedad argentina, la que le reclama a los jugadores un gesto de grandeza.
Porque cuando hay un grupo detrás de una idea y una bandera, que tiene consigo el sentimiento de un pueblo entero, no hay fuerza superior más allá que la fuerza de la ambición. Y eso involucra a todos.
Cuando un equipo tiene hambre de gloria, no hay nada que lo pueda parar. Por eso, les pedimos a los jugadores, por esa bandera y por ese pueblo, una demostración de compromiso absoluto. Para festejar juntos.