Clarín - Deportivo

Esperar más de 11 horas para una foto increíble

Eterna. La hizo el enviado de Clarín.

- Pablo Calvo pcalvo@clarin.com

Lionel Messi está arrodillad­o, con la mirada en el cielo y un gesto extasiado de agradecimi­ento a Dios. Acaba de hacer el gol número 100 del Mundial de Rusia, con su pierna derecha, pero es más que eso:

Leo acaba de despertar la ilusión argentina de clasificar para los octavos de final, algo que parecía inalcanzab­le.

Alrededor de la cancha, detrás del arco, en las tribunas bajas, cerca de los laterales hay miles de fotógrafos de todo el mundo, pero sólo uno está de frente. Y Messi va hacia él. Grita el gol con los brazos abiertos y va hacia él. Y él no lo puede creer, porque es justo un fotógrafo argentino, que tiene ganas

de gritar el gol, pero es tan profesiona­l que nunca distraería su mirada. Y entonces se produce el momento de la mejor foto del Mundial hasta aquí. Messi y el fotógrafo están a un par de metros de distancia, muy cerca, pero jamás se miran a los ojos. Los de Messi están en las nubes, los de Juano Tesone, el fotógrafo de Clarín en Rusia, están en su trabajo, que es nada menos que encontrar un instante para la posteridad.

¿Fue la suerte de estar ahí? Tal vez, pero a la suerte hay que ayudarla: Juano se presentó 11 horas antes del partido en el mostrador donde asignan las ubicacione­s. Consiguió una a la altura de la línea del área grande, ideal para seguir los movimiento­s de los delanteros de la Selección. Y no le importó dejar de lado el festejo de su cumpleaños 39, justo en el partido número 39 del Mundial.

Cuando Éver Banega le puso con el guante esa pelota llovida a Messi, Tesone estaba preparado. En el lugar y en el momento indicados. Y, además, con tres cámaras que tenían distintas funciones.

Mientras Juano preparaba su lente largo, que acerca la escena, Messi ya había amortiguad­o el pase de Banega con el muslo izquierdo y había controlado la pelota con su pie izquierdo. Y cuando Leo le pegó de derecha, Juano gatilló y ahí captó el momento exacto del nacimiento de su gran foto. El 10 tiene el puño derecho apretado, el defensor nigeriano estira sus piernas pero no llega a cerrar y la pelota viaja hacia el gol.

Y es gol, golazo. Y entonces Messi empieza a festejar con los brazos bien abiertos, como queriendo abrazar a toda la tribuna. Y Juano dispara, lo tiene bien en foco con otra cámara, de media distancia, que le permite además componer una escena con el defensor de Nigeria despatarra­do por el suelo y el arquero tirado en el piso.

Y Messi se acerca. Y Juano está atento. Y pasa lo que pasa. Leo vuelve a convertir en un Mundial y el fotógrafo deja una huella eterna de su trabajo. Pero no se distrae, porque viene el autor del pase a abrazar a Messi, y también Higuaín, y otros seis más. Y Messi ya no es Messi, sino un enjambre de abrazos. Y ahí está Juano, ahora con un angular, para captar la montonera pero también las tribunas, el banderín del córner, el arco derrotado.

“Sentí mucha emoción y alegría en ese momento. Fue realmente alucinante, porque los jugadores suelen darse vuelta, mirar para otro lado, cambiar la dirección de su festejo, pero esta vez Leo vino directo a mí. Suerte tuve, pero también hay que buscarla”, dice Juano, mientras cierra su valija con tres cámaras y se va corriendo rumbo a un nuevo desafío.

 ?? JUANO TESONE ?? Mirada al cielo. Messi agradece, tras el 1-0 a Nigeria.
JUANO TESONE Mirada al cielo. Messi agradece, tras el 1-0 a Nigeria.

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