Clarín - Deportivo

El hombre que ahora es leyenda

Didier Deschamps. El técnico francés de 2018, también fue campeón como jugador, en 1998.

- Matías Bustos Milla mbmilla@clarin.com

Didier Deschamps es campeón del mundo. De nuevo. Como en 1998, cuando fue capitán de la Selección que levantó por primera vez la Copa que todos buscan. Ahora como técnico repitió el logro, ya sin el brazalete en el brazo pero con la misma muestra de liderazgo, y accedió a un lugar de privilegio en la historia del fútbol: igualó al brasileño Mario Zagallo y al alemán Franz Beckenbaue­r, los únicos que hasta ayer habían sido capaces de consagrars­e campeones del mundo como jugadores y técnicos. Deschamps cumplió con el objetivo que se planteó cuando se hizo cargo de la Selección en el 2012 tras el fracaso de Francia en la primera ronda de Sudáfrica 2010, pero llegó a Rusia envuelto en dudas y algunas críticas. También con una última oportunida­d para lograr un título. Es que los cuartos de final de Brasil 2014 (allí perdió contra Alemania) y sobre todo la caída en la final de la Eurocopa 2016 como local ante Portugal habían puesto en jaque su mandato. ¿Sería capaz Deschamps de comandar el barco de una generación talentosa? Los festejos con él volando en el cielo de Moscú luego de ser levantado en andas por el plantel respondier­on la incógnita. El capitán Deschamps lo hizo otra vez. El entrenador llegó a los 83 partidos como DT de la Selección. Obtuvo 53 triunfos, 15 empates y sufrió 15 derrotas. Su debut fue el 15 de agosto de 2012 frente a Uruguay, en un 0 a 0 que marcó el inicio de un ciclo exitoso. “He tenido el inmenso placer de levantar el título hace 20 años en Francia, será una marca en mi memoria pero lo que hicieron hoy es tan hermoso como eso”, describió Deschamps en una conferenci­a de prensa alocada que interrumpi­eron más de una vez por culpa de “esta banda de locos”, como eligió definir a sus jugadores el DT campeón del mundo. “Es un orgullo personal el hecho de haber logrado el título como jugador y como entrenador, pero esta vez es secundario, estoy más feliz por mis jugadores. Asimilarán esto en los días venideros, pero por el momento no se dan cuenta o dimensiona­n lo que es ser campeón del mundo. Estos 23 jugadores serán relacionad­os siempre con este título y va a cambiarles la vida”, agregó en la búsqueda de concientiz­ar a su plantel, tan rico en individual­idades como sólido en el concepto colectivo. Algo que Deschamps pudo trasladar de sus tiempos de jugador. Se notó.

“Estoy muy feliz de este grupo, porque venimos desde lejos. Esto no siempre fue simple, pero a fuerza de trabajo, de escuchar y de seguir un camino pudimos lograrlo. Ahora ellos (sus jugadores) estarán en el techo del mundo por cuatro años”, avisó, con emoción, mientras su fino traje francés recibía el agua de la lluvia, papeles dorados y también algo de cerveza en el medio de los festejos.

Su celebració­n también encontró espacio para la intimidad. Primero con el cuerpo técnico junto a Guy Stéphan, Franck Rabiot y el PF Gregory Dupont y después sí con su hijo Dylan. Hasta que el plantel, ese grupo de jugadores jóvenes que reconoció a su líder, lo tomó en andas y empezó a homenajear­lo. Su vínculo en Francia dura hasta 2020 y antes del Mundial había asegurado que “la Copa del Mundo va a marcar a estos

jugadores pero pase lo que pase debemos seguir”. Cuando los rumores de un posible acercamien­to de Zinedine Zidane eran cada vez más fuertes, Deschamps fue claro: “El tiempo de Zidane llegará y es lógico, pero ahora estoy yo”. El objetivo apunta a la Eurocopa 2020, que por sus 60 años tendrá una edición especial por 12 ciudades europeas y con la final en Wembley. “Aplausos y felicidade­s para Didier Deschamps por el trabajo realizado con este grupo para poder lograr esta victoria”, fueron las palabras de elogio de Michel Platini. En la sala de conferenci­a de prensa, el plantel demostró que la unión con su entrenador es absoluta: entraron a festejar una y otra vez, le arrojaron agua y lo suma- ron a las canciones.

Pero no fue fácil el camino que eligió Deschamps. Tuvo que dar muestras de liderazgo afuera de la cancha cuando mantuvo un duro cruce con Karim Benzema, a quien marginó de la Selección. También fue polémica su decisión de prescindir de Rabiot, quien renunció a estar en la lista de reservas ante una eventual lesión. “Cometió un gran error tomando esa posición. En la elite, hay que ser profesiona­l en todas las circunstan­cias. Tomo nota de lo que ha dicho”, le contestó Deschamps, quien luego dejó afuera de la nómina a Lacazette (delantero del Arsenal), a Martial (hombre del Manchester United) y a Payet (Olympique de Marsella). Deschamps fue el capitán de Francia en 1998, también fue campeón de la Eurocopa de 2000, en un equipo que brillaron Zidane y Henry. Su conquista como entrenador lo posicionar­on en el mismo escalón que Mario Zagallo (bicampeón del mundo como jugador en 1958 y 1962 y como entrenador en 1970 en Brasil) y que Beckenbaue­r (ganó el título en 1974 y dirigió a Alemania en 1990).

Camino a sus 50 años, el hombre que nació en Bayona, que se consagró en Olympique de Marsella y Juventus, también puso su apellido en lo más alto de la Selección de Francia. La Copa del Mundo está otra vez en sus manos. Deschamps ya es leyenda.

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REUTERS Técnico. “Didi, lanzado al aire por sus jugadores tras la final del Luzhniki.
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AFP Jugador. Capitán de Les Bleus hace 20 años.
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AFP Franz. Como jugador, campeón en 1974 y como DT en Italia 90.
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AFP Zagallo. Manager en 2002, DT en 1970 y jugador en 1958 y 1962.

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