Clarín - Deportivo

Una Copa de champagne

Francia ganó su segundo Mundial, a 20 años del primero, ahora con Deschamps de técnico. Plantel joven, desequilib­rio individual, pelota parada y decisión en los momentos difíciles fueron los argumentos del nuevo rey. Los croatas deben sentirse orgullosos

- Enrique Gastañaga egastanaga@clarin.com

Despacito se evaporan las burbujas del champagne francés que copan el final de esta aventura rusa perfecta, de una Copa del Mundo tal como la había soñado Vladimir Putin. Pasó el estallido. Ya fueron las celebracio­nes en el campo y la coronación bajo el diluvio que bañó a esta capital moscovita. También atrás quedaron esos festejos locos en la conferenci­a de prensa, con el entrenador Didier Deschamps empapado por sus propios jugadores, y en el vestuario, con el presidente galo Emmanuel Macron, siempre con Paul Pogba como comandante de la alegría. Ahora, después de las emociones y en el instante en que empiezan a ganarse su lugar las reflexione­s, baja un mensaje feroz que atraviesa a la Selección Nacional. Lo emiten este Mundial que recién acaba y el nuevo dueño del universo futbolero. Las construcci­ones colectivas se imponen por sobre los fenómenos individual­es. Los equipos antes que las estrellas. La organizaci­ón y la continuida­d, primero. Todo lo dice Francia. Todo lo debe escuchar y agendar Argentina. Después, es cuestión de gustos, claro.

¿Cuántos mediocampi­stas existen en el mundo con el carisma y la sensibilid­ad de Paul Pogba? Muy pero muy pocos. ¿Cuántos delanteros con la versatilid­ad, la clase, la generosida­d y la productivi­dad de Antoine Griezmann andan recorriend­o el planeta? Muy pero muy pocos. ¿Cuántas estrellas con la frescura imparable y el futuro esplendoro­so de Kylian Mbappé se encuentran hoy por hoy? Muy pero muy pocos, o casi ninguno.

Ni Pogba ni Griezmann ni Mbappé se ponen por encima de Francia, de una selección que no se ampara para soñar sólo en uno de sus intérprete­s. Ellos no aparecen todo el tiempo. Ellos imponen sus calidades de a ratos. Mientras tanto, cuando no inciden en modo relevante en el juego, surge un equipo para sostenerlo­s. Todo al revés de Argentina y de Messi.

Francia exhibe a un arquero como Hugo Lloris, que mató las desconfian­zas que lo acosaban con atajadas decisivas en varios partidos. Su único lunar resultó el blooper en el gol de Mandzukic. Dos marcadores centrales como Raphael Varane y Samuel Umtiti, guerreros para resistir atrás. Un equilibris­ta en el medio, como Ngolo Kanté, incansable para relevar, anticipar y pasarla con criterio. Dos laterales con notorias cualidades de proyección como Benjamin Pavard y Lucas Hernández. Todo al revés de Argentina, que llegó a Rusia sin certezas sobre su arquero, sólo con un marcador central afirmado, con inmensas dudas en el puesto de volante central y sin laterales convincent­es.

Se da el lujo Francia de cerrar el Mundial sin que haya marcado un gol su centrodela­ntero Olivier Giroud, algo que no había ocurrido nunca en una selección campeona del mundo. El gigante también juega para el equipo. Tal vez sea el paradigma de ese mandamient­o. Todo al revés de Argentina, que condena a sus goleadores por su baja eficacia y, a pesar de contar con Higuaín y Agüero, concluye justamente enfrentand­o a Francia con un falso “9”.

Este campeón del mundo es el más joven desde Brasil del 70, con una media de edad de 25 años y 10 meses. Todo al revés de Argentina, que redondeó aquí formacione­s que rozaban o superaban los 30 de promedio.

A esta Francia la modeló Des-

El éxito frente a Argentina fue determinan­te. Eliminamos a una gran nación de fútbol y a su estrella, Messi”. Didier Deschamps, DT de Francia

champs, que había sido clave como jugador en la mitad de la cancha en la coronación de hace veinte años en el Saint Denis de París, en la final contra Brasil. Este hombre que recién se convirtió en futbolista y técnico campeón del mundo, algo que sólo habían logrado Mario Zagallo y Franz Beckenbaue­r, asumió en 2012. Protegió a sus más sensuales individual­idades con una idea nítida, tal vez conservado­r en su propuesta. Podría ser más generoso con el espectácul­o, es real y es una pena, tan cierto como que Francia se adapta a diversas realidades del juego: espera, contraatac­a, presiona si lo necesita, lastima con la pelota parada y siempre da la sensación de que ganará. Todo al revés de Argentina, que cambió cuatro entrenador­es en cuatro años y desembarcó en el Mundial sin ningún plan.

A Deschamps hay un grupo de jugadores que le regala cariño y lo respeta. Se notó en cada postal de la celebració­n. Hasta los suplentes lo abrazaban con un sentimient­o especial.

Todo al revés de Argentina, que finalizó con la relación entre los jugadores y Jorge Sampaoli deteriorad­a en su máxima expresión.

En esta selección que Deschamps construyó sólo se destacan nueve sobrevivie­ntes de los finalistas frustrados de la Eurocopa 2016 perdida ante Portugal. Aquella vez eran titulares y hoy también lo son Lloris, Umtiti, Pogba, Matuidi, Griezmann y Giroud. En el banco estaba Kanté, ahora clave entre los once. Suplentes eran y lo son Mandanda y Rami. Al cabo, aunque sostuvo al eje de la formación (arquero, un central, dos medios y dos puntas), no tembló el DT en la renovación a pesar de que faltaban apenas dos años para el Mundial. Todo al revés de Argentina, que para reciclar cada puesto recorre siempre un camino de espinas.

Entre todas las premiacion­es individual­es, Kylian Mbappé fue acariciado como la figura joven de este Mundial. Al cabo, la estrella precoz recibió la misma distinción que en Brasil 2014 había sido para Pogba, hoy líder de este campeón del mundo. No es casual. Es fruto de un trabajo serio con los chicos realizado en Clairefont­aine, ese centro de entrenamie­ntos de la federación francesa inaugurado en 1988. Diez años más tarde, Francia coronó en su país. Dos décadas después, aquí. Y en el medio, en 2006, un subcampeon­ato del mundo. Todo al revés de Argentina, que era ejemplo en ese sentido en la época de José Pekerman, pero luego abandonó a los pibes y recién ahora trata de arrancar.

Lo mejor de Francia es que no parece que esta historia llena de gloria se cierre en la final que acaba de ganar. La conclusión la dispara una mirada breve. Mbappé se proyecta como rey del fútbol mundial y llegará a Qatar con 23 años. Ousmane Dembélé, con mínimo protagonis­mo aquí pero con inmenso futuro, aterrizará con 25. Pavard y Lucas Hernández, con 26. Pogba, Varane y Umtiti lo harán con 29. Griezmann y Kanté con 31. De los titulares, al cabo, sólo deberá reemplazar al arquero Lloris, a Matuidi y a Giroud. En el 2022, con tantas incertidum­bres, ¿qué será de Argentina?

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Los mejores. Vencieron a Australia, Perú, Argentina, Uruguay, Bélgica y Croacia. Empataron con Dinamarca, ya clasificad­os, en la fase de grupos.
 ?? AP ?? Un poco de amor francés. Paul Pogba festeja con locura su gol, el tercero de Francia, y todos sus compañeros corren para abrazarlo. Campeón invicto y sin discusión.
AP Un poco de amor francés. Paul Pogba festeja con locura su gol, el tercero de Francia, y todos sus compañeros corren para abrazarlo. Campeón invicto y sin discusión.

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