Clarín - Deportivo

Un equipo realista y joven, con el estilo que tenía su entrenador

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D icen que las finales hay que ganarlas. Y eso hizo Francia. No tuvo un juego que llenara la vista, como por momentos el de Bélgica o el de Brasil. Kanté, para mí el mejor del campeón, no influyó. De hecho, tenía amarilla y fue reemplazad­o. Tampoco me pareció que Pogba haya cumplido una gran actuación, al margen del gol. A nosotros nos llama la atención Pogba porque es un tipo de volante que hoy no hay en la Argentina: un Brindisi, un Burruchaga, capaz de desdoblars­e, de llegar al área. Griezmann apareció en los últimos 15 minutos... O sea: no vimos un campeón brillante. Yo igual lo felicito.

La de Francia fue una prueba de realismo total, de mucha inteligenc­ia. Uno tiene que saber cómo jugar. Esto es clave para un futbolista. Yo, por ejemplo, era centrodela­ntero y enseguida necesitaba saber cuál de los dos centrales era más rápido, para ir y picarle al más lento. Eso es entender el juego.

El planteo francés no cambió pese a que el rival venía con un día menos de descanso y la carga -física y emocional- de tres prolongaci­ones. A Francia nunca le interesó tener la pelota. Durante los primeros 45 minutos fue superior Croacia, en tenencia y en aproximaci­ones. Con los años nadie se va a acordar del trámite, del desarrollo. Francia jugó a esperar. Se puso en ventaja con otra pelota parada, como ante Uruguay y Bélgica, después de una falta que no me pareció tal.

Esta versión de Francia me hizo acordar al Brasil campeón 2002, con Cafú, Roberto Carlos, Rivaldo, Ronaldo... Había grandes individual­idades en un equipo que nunca deslumbró. Si usted repasa el actual plantel francés encontrará a jugadores de Real Madrid, Barcelona, Manchester United, Chelsea, Atlético Madrid, PSG... Son grandes jugadores y por eso están en grandes clubes, pero en Rusia no produjeron un juego vistoso. Mostraron solidarida­d e inteligenc­ia para saber cuáles eran sus límites. Ellos nunca le iban a proponer un partido de ida y vuelta a Bélgica. Ni siquiera a Argentina, que no tiene velocidad en la línea media.

El campeón está hecho a imagen y semejanza de su técnico, un volante defensivo con ubicación, despliegue, fortaleza, que ahora tiene el privilegio de ser doble campeón (jugador y DT) como Zagallo y Beckenbaue­r.

Atención que este es un plantel joven, menos de 26 años de promedio. Segurament­e veremos a muchos de sus integrante­s en la próxima Copa del Mundo. La prensa, a diferencia de otras ocasiones, le tenía fe. Siempre se habló de un grupo unido, que convivió durante 53 días. Los jugadores se respetan entre sí y les da placer jugar juntos. No hay un patrón definido, una voz de mando. Lloris es un capitán correcto, pero silencioso. Se presume que Varane, quien a los 25 años ya salió cuatro veces campeón de la Champions League y una del mundo, ejercerá ese liderazgo.

La influencia de Deschamps es clara. Excluyó a dos figuras como Rabiot (volante de PSG) y Benzema, pese a los cuestionam­ientos, y mantuvo a Giroud, que se fue del Mundial sin convertir. Es la costumbre de Francia: en el 98 también fue campeón sin que el N° 9 de entonces (Guivarch) pudiera marcar.

Modric fue el que más me gustó y es un acto de justicia que lo hayan premiado como el mejor, más allá de la derrota. En Francia, aparte de Kanté, se destacaron los centrales, más Varane que Umtiti. Y Hazard, a quien ya hemos mencionado varias veces en estas columnas para

Clarín, demostró que hoy es uno de los mejores futbolista­s del mundo. Descuento que se lo llevará Real Madrid para compensar la salida de Cristiano Ronaldo.

El fútbol sudamerica­no mostró sus límites. En general le ha costado llegar a las instancias decisivas en los Mundiales disputados en Europa. Había pasado en el 2006 que ninguno se clasificar­a a semifinale­s. Se puede hablar de falta de organizaci­ón en algunos casos y de camadas que se están terminando en otros. A la Argentina le suceden las dos cosas. Habrá que ver cómo se renueva en esta etapa.

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Carlos Bianchi Ganó tres Interconti­nentales, cuatro Libertador­es y siete torneos argentinos.

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