Clarín - Deportivo

Los Pumas jugaron un partido sin fisuras para anotarse una victoria inolvidabl­e

Fue 32-19 sobre los sudafrican­os para sumar el cuarto triunfo en la historia del torneo. Un primer tiempo casi perfecto y una segunda parte en la que aguantó con coraje la reacción rival.

- Federíco Brusotti mendoza@clarin.com

Había que creerles a Los Pumas, que juraban que en el estadio Malvinas Argentinas la historia iba a ser difete rente. Había que confiar en el staff técnico, que durante toda la semana aseguraba que podían vencer a Sudáfrica, más allá de los antecedent­es. Había que apostar por esos jugadores que avisaban que una victoria ante los Springboks no sería un batacazo. Y habrá que pensar seriamente que Mendoza es la mejor casa que pueden tener Los Pumas hoy por hoy.

Porque Argentina volvió a hacer historia al pie del Aconcagua. Jugando un gran primer tiempo y soportando la presión sudafrican­a en la segunda etapa, el selecciona­do de Mario Ledesma se quedó con su cuarto triunfo desde que juega en el Rugby Championsh­ip.

Esas 30 mil personas que llegaron al estadio Malvinas Argentinas con algunas dudas se fueron con una gran sonrisa en la cara. Porque celebraron a lo grande el 32 a 19 final después de un primer tiempo que rozó la perfección y un complement­o bastante más sufrido, por culpa de la reacción sudafrican­a.

Habrá que escarbar bastante en los archivos para encontrar otro primer tiempo con un nivel tan alto ante una potencia. Los Pumas hicieron casi todo bien desde el arranque hasta el cierre de la etapa. Ese final que encontró a Sudáfrica con un scrum a favor a cinco yardas del ingoal rival y terminó con un penal a favor del local.

Los Pumas repitieron todo lo bueno y corrigiero­n los errores que habían cometido hace una semana en la derrota en Durban. Las formacione­s fijas fueron sólidas y sirvieron como plataforma­s de ataque. El punto de contacto que tanto padecieron el sábado pasado esta vez no fue un problema. Y la posesión fue repartida, con leve ventaja para los argentinos que, además, mantuviero­n la contundenc­ia en ataque. El combo ideal ante unos Springboks que lucieron desconcert­ados cada vez que la tromba albicelest­e cruzaba la mitad de la cancha.

La intensidad y la concentrac­ión fueron clave en ese inicio furioso. Y la defensa, claro. La fiereza para tacklear fue, nuevamente, bandera en Los Pumas. Para someter en el primer tiempo. Y para sostener la ventaja en el complement­o, cuando los Springboks parecían llevarse todo por delante.

El rápido penal de Nicolás Sánchez encontró una respuesta contunden- de Sudáfrica. Porque les costó 10 minutos acomodarse a los visitantes, y cuando lo hicieron demostraro­n su poderío, encabezado­s por un Siya Kolisi que parecía imparable.

Pero después fue todo para Argentina, que impuso condicione­s desde el scrum y comenzó a abrir caminos hacia el ingoal rival. Entonces los tries empezaron a llegar: Bautista Delguy por duplicado y Sánchez alejaron en el marcador a los dueños de casa.

También la efectivida­d del apertura, que consiguió un full house (try, conversión, penal y drop) que provocó que Los Pumas se fueran a los vestuarios ganando 27 a 7.

Sudáfrica fue otro en el segundo tiempo. Ni siquiera el rápido try de Ramiro Moyano logró quebrar el ánimo de los Springboks, que dominaron pelota y terreno. Pero ya era tarde. La renta que habían conseguido Los Pumas alejaba demasiado la chance de una remontada histórica. Por eso, más allá de las dos conquistas de Lionel Mapoe, el reloj fue un aliado importante para Argentina.

Como en 2014 ante Australia, Los Pumas volvieron a celebrar a lo grande en Mendoza. Pero este triunfo tiene un sabor especial. Para Ledesma, porque consiguió una gran victoria en su debut en el país como técnico de la selección. Para los jugadores, que demostraro­n que el pasado reciente de malos resultados y actuacione­s, quedó atrás. Y para los hinchas, que se fueron con la sensación de haber encontrado un equipo confiable que regalará más alegrías.

 ??  ?? Locura. Bautista Delguy apoya uno de sus dos tries. Fue en el marco de un gran primer tiempo del selecciona­do local. El wing de Pucará tiene 21 años, jugó su segundo partido en Los Pumas y ya una grata confirmaci­ón.
Locura. Bautista Delguy apoya uno de sus dos tries. Fue en el marco de un gran primer tiempo del selecciona­do local. El wing de Pucará tiene 21 años, jugó su segundo partido en Los Pumas y ya una grata confirmaci­ón.

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