Boca tiene mucho talento y goleadores para tan poco juego y tan pocos goles
El bicampeón ahora no encuentra ni variantes ofensivas ni contundencia. El “9” genera debate: Zárate fue titular, Abila jugó un rato, Benedetto no entró y Tevez miró desde un palco.
La gloria no tiene fecha de vencimiento. Boca siempre será el bicampeón 2017-2018. Pero hace una semana perdió la punta que mantuvo en su poder durante 617 días. Fue ante Estudiantes, con derrota incluida. Y en Parque de los Patricios extravió definitivamente el gol. Sí, a pesar de la abundancia de su ataque, Guillermo no le encuentra la vuelta al juego. Decide jugar sin “9”, justo este “7” bravo que supo alimentar al extraordinario Palermo en su época dorada. Regala una hora sin Abila, su goleador. Se guarda a Benedetto, que pide pista después de la lesión pero no salta del banco. No concentra a Tevez y ubica a Zárate en una posición incómoda. Ni siquiera Pavón está en el nivel que lo impulsó al Mundial.
Boca tiene demasiados delanteros para tan pocos goles. Y más allá de los dos gritos que pegó en la Copa Libertadores y sostienen su ilusión continental, fronteras adentro decepciona. Un gol en la Superliga, ante Talleres en el amanecer del tor- neo y dos partidos carentes de contundencia. Y de volumen de juego. Porque a pesar del regreso de Gago, no hay circuito, no fluyen las sociedades. Apenas cuando se juntó con Almendra, el punto más alto de un equipo con falencias individuales y colectivas. Huracán mereció algo más. Por la actitud del segundo tiempo. Le faltó terminar mejor las jugadas.
Pareció un capricho del entrenador jugar sin una referencia de área. Especialmente, por el tránsito que tomó el partido. Y por el planteo del rival, programado para presionar y apostar a la segunda pelota. Era necesario contar con un centrodelantero del estilo de Wanchope para aguantar arriba y liberar a los extremos. Barros Schelotto creyó que a bordo del 4- 1- 4- 1 podía armar un buen tándem con Gago y Almendra. Apenas una vez se encontraron el capitán y el pibe que para el Mellizo es el Pogba del fútbol nacional. Fue en el desenlace del primer tiempo, cuando Gago tocó de primera, el juvenil rompió por el medio, metió la diagonal y remató al arco. Primero, lo cruzó Mancinelli notablemente. Después, disparó cruzado y desviado. Su tiro fue muy peligroso.
Resultó, a fin de cuentas, la única llegada de un equipo que tuvo un montón de problemas en la gestación. Mucho tuvo que ver su adversario. Huracán se mostró muy activo, dispuesto a redoblar las marcas y recuperar la pelota con intensidad. No le permitió jugar con libertades a Boca. Y encontró facilidades por los costados. Olaza sufrió horrores con Auzqui y Roa. El colombiano enseñó esa técnica que sedujo a Alfaro en Cali. Estuvo impreciso en el primer tiempo, más allá de sus bue- nas intenciones. Por momentos, egoísta. Con dos volantes centrales rudos y tres hombres detrás de Chávez, el Globo apretó, incomodó a su visitante ilustre, pero no fue claro cuando pisó el área. Y perdió a un valor muy importante: Walter Pérez, zurdo picante.
Boca no tuvo potencia adelante ni elaboración en el medio. Guillermo recién intentó corregir esas deficiencias cuando ya se había consumido un cuarto de hora del segundo tiempo. Primero, mandó a la cancha a Wanchope en lugar de Villa, que había perdido en el mano a mano con Chimino. Después, ingresó Cardona en lugar de Zárate, que no funcionó de “9” ni de mediapunta. Cambios que llegaron muy tarde.
Y Huracán, que había sido más agresivo en la marca que en el juego, adelantó sus líneas. Lo tuvo Auzqui, después de un buen anticipo de Saúl Salcedo, un pase de Roa y un remate de Auzqui que pegó en el techo del arco. Casi lo gana con una pelota parada, un córner de Roa que cabeceó Mancinelli y por un centímetro no fue gol. Al Globo le faltó un zurdo por afuera para aprovechar las flaquezas de Buffarini. Garro superaba al lateral, pero quedaba mal perfilado. Alfaro lo advirtió. Entró Gamba y volcó al mendocino a la derecha.
Alfaro observó un Boca vulnerable. Y pese al buen nivel de Roa, eligió el buen pie de Toranzo. Huracán se animó. Atacó, pero no terminó las jugadas. Con algún espacio, Boca sólo inquietó con alguna corrida de Pavón. Un tiro de media distancia de Buffarini que tapó Díaz fue la jugada que más riesgo llevó al arco local. Boca está frustrado, vacío de gol. Y algo peor: no asoma el juego.