Clarín - Deportivo

El pilar que volvió a sonreír como Puma

Juan Figallo. A los 30 años, regresó para vencer a Sudáfrica. “Los guapos fuimos nosotros”, le dijo a Clarín.

- Federico Brusotti mendoza@clarin.com

Juan Figallo tiene una costumbre cada vez que entra y sale de una cancha de rugby: besa la tierra y se persigna. Pero no lo hace por cábala, sino por agradecimi­ento. “Beso a la tierra cuando entro y saludo a mi viejo, que me apoya desde arriba. Y cuando salgo de la cancha agradezco al de arriba porque me sacó sanito, porque las lesiones son lo más difícil para un jugador”, cuenta el salteño, uno de los pilares del triunfo histórico de Los Pumas ante Sudáfrica, en Mendoza, por 32-19.

En el atardecer del sábado, una vez consumada la resonante victoria ante los Springboks, Figallo fue el último en subirse al micro en el estadio Malvinas Argentinas. En el camino habló con todos los que lo frenaban, saludó y se sacó fotos. La felicidad y la emoción del jugador del Saracens inglés eran indisimula­bles.

“Estas dos semanas para mí fueron muy emotivas. Volver a vestir la celeste y blanca, jugar en Sudáfrica y después acá en Mendoza, escuchando el Himno y a toda la gente, te da ese plus que te levanta en el ruck cuando estás muy cansado y seguís tackleando”, asegura el primera línea de 30 años. Es un volver a vivir para Figallo este “nuevo” presente con Los Pumas. Es que una dura lesión en el cuello estuvo a punto de ponerle fin a su carrera y también la veda que la Unión Argentina de Rugby les impuso a quienes compiten en Europa lo habían dejado afuera del selecciona­do. Por eso Figallo ahora disfruta su regreso y sólo se reprocha una cosa: “El tema es que no tengo ganas de irme”.

Es que tras estos dos partidos ante Sudáfrica, “Chipi” debe volver a Inglaterra y perderse como mínimo la gira que llevará a Los Pumas por Oceanía, donde el 8 de septiembre visitarán a los All Blacks en el Trafalgar Park de Nelson y el 15 harán lo propio con Australia en el Cbus Super Stadium de Robina.

“Es complicado, duro, difícil. La verdad es que no me quiero ir después de haber vivido estas dos semanas con los chicos. Volver a la Selección de viejo me hizo sentir como un pendejo, con los nervios de arrancar de nuevo, de meterme en un sistema y de aprender las jugadas”, comenta con gracia. Y agrega: “Como siempre quiero saber los detalles, tuve mil charlas preguntand­o sobre la defensa, el ataque, las patadas y hasta cómo es la entrada en calor”.

Mario Ledesma lo conocía muy bien porque fueron compañeros en la Selección y luego fue su entrenador de forwards en Montpellie­r. Por eso insistió para que se reabriera la puerta que permitiera el retorno de Figallo a Los Pumas. Y la presencia del pilar no pasó inadvertid­a tanto en Durban como en Mendoza.

“Si tengo que resaltar algo, son los huevos del equipo. El primer tiempo se jugó muy bien y en el segundo no vimos la pelota y fue cuestión de defender. La semana pasada nos quisieron ganar de guapos y en los tackles por ahí íbamos para atrás. En casa eso no iba a pasar y los guapos fuimos nosotros”, fue su análisis. Figallo estaba advertido de que podía aparecer un llamado de Los Pumas en cualquier momento. Y finalmente llegó mientras realizaba una dura pretempora­da con Saracens. Así, aún sin disputar encuentros oficiales con su club, jugó dos veces contra los Springboks. “Estos fueron mis partidos de pretempora­da. Duros, pero por suerte pude estar al nivel de lo que es un Championsh­ip”, expplicó.

Su presencia generó dudas en Ledesma, quien demoró -tal vez más de la cuenta- en reemplazar a la primera línea cuando la presión de Sudáfrica era cada vez más intensa en el segundo tiempo. Pero el pilar comprende la decisión del entrenador. “Tenés en la cancha a un jugador experiment­ado y debés cambiarlo por otro bueno, pero sin tantos partidos de esta envergadur­a -dice-. Entonces cuesta decidir si lo ponés antes o no. Lo mismo pasó con Agustín (Creevy) y con Facu Bosch”.

Pese a la medida de su club de obligarlo a regresar, Figallo no pierde las esperanzas de jugar con Los Pumas en su provincia ante Australia, el 6 de octubre. “Es cuestión de hablar con el club y ver qué deciden. Hay que pedirle al de arriba que se alineen los planetas y pueda volver”, señala con otra alusión divina.

Falta poco más de un año para el Mundial de Japón y el salteño se ilusiona con tener una revancha. Porque en la pasada Copa del Mundo una lesión en una rodilla lo dejó fuera la convocator­ia inicial. Si bien fue llamado de urgencia para disputar los últimos dos partidos, sabe que esa es una deuda pendiente. Pero de to- das maneras, prefiere la cautela.

“El último Mundial no fue el mío, porque sólo fui a sumar a último momento ¿Quién no sueña con jugar un Mundial? Claro que estoy ilusionado. Pero vamos paso a paso: hoy me toca estar acá y espero volver pronto”, afirma con soltura y convicción.

Las lesiones y la restricció­n de la UAR lo habían alejado de la Selección. Sin embargo, Juan Figallo no se dio por vencido y ahora disfruta a pleno su presente. Y jura que nunca tuvo dudas de que este momento iba a llegar: “Nunca pensé que no iba a volver a Los Pumas. Sabía que era complicado, pero la celeste y blanca no la dejo por nada”.

“Estar estas dos semanas con los chicos me hizo sentir como un pendejo”, dice quien no irá a la gira por Oceanía y espera estar en octubre ante Australia.

 ?? FOTOREPORT­ER ?? Pura felicidad. Juan Figallo se fue contento de Mendoza luego del triunfo ante Sudáfrica. Extrañaba jugar con Los Pumas.
FOTOREPORT­ER Pura felicidad. Juan Figallo se fue contento de Mendoza luego del triunfo ante Sudáfrica. Extrañaba jugar con Los Pumas.

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