Los cambios refrescaron la idea y pudo superar la tormenta de la Copa
Luego de 45 minutos tediosos el conjunto de Coudet destrabó el desarrollo. Y su rival no supo reaccionar.
“Este es el año Academia”.
La sentencia baja de la tribuna, cargada a pesar del horario y de los momentos vividos. Es temprano en Avellaneda, pero los hinchas madrugan porque todavía creen en Racing. Más allá del mazazo de River. Entonces, sale el sol para la Academia en este domingo de resurrección. Con Lisandro López como guía, con esa actitud que se le reclamaba para disputar cada pelota. Con un volumen de juego y una intensidad que fluyen en el segundo tiempo, fundamentalmente. Para bajar a Central de la punta y ser el nuevo líder de la Superliga. ¿Este es el año Academia?
No podrá coronar en 2018, está claro. Eliminado de la Libertadores y de la Copa Argentina, ahora tiene una meta entre ceja y ceja: mientras el resto de los grandes siguen en carrera en la arena internacional, la obligación es cerrar el semestre en la cima de la tabla. Con la autoridad y las variantes ofensivas que mostró el domingo, tal vez sea posible sostener la ilusión. Con un técnico al que no le tiembla el pulso, también. El Racing “liviano” le dio paso a uno de carácter. Y el Chacho dejó claro que tiene el control.
Coudet prescindió de Ricardo Centurión y de Gustavo Bou, dos íconos del campeón 2014. Mandó al banco, además, a Nery Domínguez. No concentró a Neri Cardozo. Platos rotos de la derrota en
Núñez, en definitiva. Pero no modificó la esencia del equipo. Apostó a la tenencia, a la salida prolija desde el fondo y al juego interno para abrir la cancha y buscar el desborde. En ese sentido, Marcelo Díaz administró muy bien la pelota. El volante chileno es un jugador de jerarquía. Se mezcla entre los centrales cuando la necesidad obliga a retroceder y toma la lanza cuando se impone el pase agresivo. Fue el mejor futbolista del local en el primer tiempo. El que marcó el camino. Lisandro López mostró su vigencia y esas ganas locas de ser campeón. Pero le faltó explosión al equipo.
Racing se diluyó en las inmediaciones del área de Central, un equipo sólido, ordenado, corto y con pocas ambiciones ofensivas. A bordo del 4-4-2 que pregona Edgardo Bauza, dejó jugar a su rival y cuando recuperó el balón, intentó abastecer al doble “9” de Fernando Zampedri y Marco Ruben. Y entre una Academia que ganaba la posesión pero no profundizaba adelante y otra Academia que tenía como único objetivo cerrar los caminos, salieron 45 minutos aburridos.
Hubo un gol anulado a Licha por offside. Esa jugada, discutida por Coudet, y un toque de Pol Fernández para Matías Zaracho que generó una notable reacción de Ledesma fueron las únicas llegadas peligrosas de Racing.
En el segundo tiempo, fue mucho más agresivo. Y encontró el gol muy rápido, con una pelota parada. Cristaldo peinó en el primer palo y Lisandro, por detrás de todos, la empujó al 1 a 0. A partir de allí, Racing dominó completamente y pudo aumentar.
Bauza metió mano en el banco. Apostó a los pibes talentosos como Andrés Lioi y Maximiliano Lovera, pero no pudieron cambiar el panorama. Racing apretó en cada pelota y llegó con mayor riesgo al arco rosarino. El gol de Solari, una gran definición después de una pared con Bou – reemplazante de Cristaldo- , le dieron un cierre perfecto a la mañana. Para volver a soñar con un título y olvidarse de la desilusión internacional.
Sabíamos que la gente no nos iba a dejar solos, pese a la derrota en la Copa. Nosotros tampoco a ellos. Les demostramos que estamos a muerte con esta camiseta”. Marcelo Díaz (volante de Racing) Ellos manejaron la pelota y nosotros con el esfuerzo no pudimos hacer mucho. Con un punto o una victoria quedábamos arriba pero esto igual recién empieza”. Leonardo Gil (Rosario Central)