Clarín - Deportivo

Gio Simeone, con la Selección en la sangre

Es el segundo caso de padre e hijo que convierten con la celeste y blanca, después de los Galletti.

- Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

El primer heredero de la Selección fue Vicente De la Mata Junior, quien manifestó la pasión por el fútbol y esa contundenc­ia que distinguió a su progenitor en las décadas del treinta y del cuarenta. Capote, el socio de Arsenio Erico, autor de 151 goles en Independie­nte durante catorce temporadas, ganó el Campeonato Sudamerica­no de 1937 y la Copa América de 1945. Vicente (hijo), alias Capotito, también jugó en el Rojo y con la camiseta celeste y blanca. Apenas fueron seis partidos con el escudo de la AFA sobre el pecho en 1965. Esa convocator­ia marcó un hito: la relación padre-hijo en el equipo nacional.

La presencia de Giovanni Simeone en esta nueva etapa de Argentina, entonces, no resulta inédita. El hijo del Cholo siguió el camino de su padre, campeón de las Copas América de 1991 y 1993 y la Copa de las Confederac­iones de 1992. Y si su papá jugaba con el cuchillo entre los dientes, el Cholito tiene el gol entre ceja y ceja. Marcó el 3 a 0 ante Guatemala en la noche de Los Angeles. Y compartió un mensaje en su cuenta de Twitter que expresó toda su felicidad. “¡Emocionant­e! Qué decir... Simplement­e luchen por sus sueños”, consignó Gio, que tuvo una hinchada muy familiar brindando todo su aliento en el estadio LA Coliseum: su madre, Carolina Baldini, y su novia italiana, Giulia.

Su publicació­n en la red social del pajarito azul estuvo acompañada por una foto suya de cuando era un niño y Diego Simeone jugaba en la Selección. Así y todo, el atacante de la Fiorentina aclaró: “Todavía no cumplí el sueño. Falta mucho por recorrer”. Y agregó: “Desde chico, cuando jugaba en las inferiores de River y pasaba por el predio de la AFA, mi viejo me lo decía... Un montón de cosas que pasé por este camino”. Y sobre el partido, puntualizó: “Tuvimos varias oportunida­des para convertir y grandes compañeros para ganar. Y más allá del rival, había nervios y ansiedad”.

Entre los De la Mata y los Simeone hubo otros casos de padres e hijos que jugaron en la Selección. Juan Ramón Verón fue citado por Osvaldo Zubeldía, quien apenas dirigió un partido (1 a 1 ante Unión Soviética en River). En las Eliminator­ias para el Mundial de México ‘70, la Bruja renunció para irse de gira con Estudiante­s de La Plata. Su hijo, en cambio, fue un símbolo celeste y blanco: Juan Sebastián disputó los Mundiales de Francia ‘98, Corea-Japón 2002 y Sudáfrica 2010. Jugó 73 encuentros y marcó 9 goles con la Mayor.

Rubén Horacio Galletti jugaba en Estudiante­s cuando fue convocado a la Selección. Pegó un grito contra Chile (1 a 1) el 20 de noviembre de 1974. Su hijo, Luciano, marcó un gol histórico ante Bolivia en La Paz, el 26 de marzo de 2005, y cortó una racha de 32 años sin victorias en el altiplano. Hasta el gol de Gio, aquel había sido el único caso de padre-hijo queconvirt­ieron para Argentina.

Eduardo Solari jugó en 1975 y su hijo, Santiago, en 1999. Hugo Perotti estuvo dos partidos en 1979 y Diego fue convocado por Jorge Sampaoli para las últimas Eliminator­ias, pero no llegó a Rusia. Como Diego y Gio, historias de sangre celeste y blanca.

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Los Simeone. Gianluca, Diego y Giovanni en 2001, en el Monumental.

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