Aquel golpe de 1983 ante los Wallabies que nadie olvida
Hasta la de ayer, aquella era la única victoria Puma en Australia. Fue por 183 en Brisbane.
Un nivel superlativo, para muchos la mejor actuación de Los Pumas en su historia. Un resultado que quedó grabado a fuego en la historia del rugby argentino. Pasaron ya 35 años, pero el recuerdo de ese partido será por siempre imborrable por su significado. Fue la primera victoria en el exterior ante una potencia del hemisferio Sur.
Australia había realizado su primera gira por Argentina cuatro años antes y el seleccionado nacional, por entonces dirigido por Rodolfo O’Reilly, devolvió gentilezas con la serie de siete partidos (dos con los Wallabies) entre julio y agosto de 1983. Sin embargo, la visita de los rugbiers argentinos no despertó un mayor interés al ser considerados un rival inferior.
El estadio Ballymore de Brisbane se vio colmado por 25 mil espectadores aquel 31 de julio. La mayoría había ido a disfrutar de las destrezas de un wing de 21 años que impactaba por su juego: David Campese, el creador del goose(paso de ganso), un movimiento ofensivo que enlazaba sucesivos enganches y amagos para eludir el tackle del oponente.
La realidad les pintó otro panorama muy distinto. La superioridad de Los Pumas fue determinante. Un complemento ideal en- tre la agresividad de los forwards y el desequilibrio de los tres cuartos liderados por Marcelo Loffreda y Rafael Madero. Presión constante y un buen control en las formaciones fijas, con un empuje coordinado y potente en el scrum. También impusieron su fortaleza en el line con Gustavo Milano, Eliseo Branca y Ernesto Ure como puntales. Hugo Porta y Alfredo Bambi Soares Gache regularon y distribuyeron el juego a voluntad.
Un try de Tommy Petersen, la conversión y el penal de Porta cerraron el 9-0 en la primera etapa. Sorpresa general entre los australianos, que luego sólo pudieron celebrar el envío a los palos de Campese. Los argentinos dominaron todos los sectores del campo y con un drop y la conversión de Porta más la conquista de Buenaventura Mínguez sellaron el 18-3.
“Ninguna de las victorias anteriores puede equipararse a esta porque además de ganar jugaron a un nivel espectacular. Apabullaron en todas las formaciones y no cedieron un sólo metro. Jamás en el extranjero habíamos ganado un test así ante un equipo mayor y de primer nivel mundial”, admitió Michingo O’Reilly.
Ese partido también marcó la despedida de Enrique Topo Rodríguez. Entrerriano y criado en Córdoba, el pilar derecho emigró al año siguiente a Australia. Jugó en Warringah, representó a New South Wales y en 1987 disputó la primera Copa del Mundo para los Wallabies beneficiado por una reglamentación que adoptó el In- ternational Rugby Board ( actual World Rugby). Ese mismo año volvió a Argentina como capitán del seleccionado para los dos tests en Vélez, donde varios de sus ex compañeros en Los Pumas lo incomodaron con insultos y le hicieron sentir el rigor físico, al punto de pelearse a trompadas después en el tercer tiempo.
Los Pumas alinearon aquel día histórico a Bernardo Miguens; Marcelo Campo, Loffreda, Madero, José Palma; Porta, Soares Gache; Mínguez, Petersen, Ure; Milano, Branca; Rodríguez, Andrés Courreges y Serafín Dengra. Conducida por Bob Dwyer, Australia jugó con Gould; Campese, Howker, Slack, Monn; Ella, Vaughan; Codey, Roche, Poidevin; Hillhouse, Hall; Pilecki, Ross y Curran.