Clarín - Deportivo

Boca se llevó un partido muy áspero y llega entonado para afrontar una semana exigente

Lo resolvió con un cabezazo de Izquierdoz. Aunque Argentinos le propuso roce, supo sobreponer­se al clima adverso. Ahora, a pensar en la Copa y en el Superclási­co.

- Matías Bustos Milla mbmilla@clarin.com

En La Paternal, en un clima hostil contra Carlos Tevez y compañía; en una cancha resbaladiz­a en la que conectar dos pases fue una quimera; en una noche en la que los detalles resolviero­n mucho; en el medio de esta coyuntura, Boca se plantó con el ADN del bicampeón. Se llevó un triunfo que lo revitaliza en la antesala de una semana decisiva, con Cruzeiro por la Copa Libertador­es y Ribuenas ver en el horizonte. El equipo de Guillermó ganó uno de esos partidos que se le ponen incómodos cuando le meten pierna fuerte y lo resolvió con temple, con un gol de cabeza de un marcador central tras un córner (algo que no pasaba hacía tres años) y también encontró en las manos de Esteban Andrada la calma que necesitaba en el arco (en apenas 8 partidos ya tiene 6 vallas invictas). Sumó de a tres, ganó afuera de la Bombonera por Superliga tras 7 meses y cerró su tercer juego en fila sin recibir goles.

La noche en La Paternal tuvo al equipo del Mellizo con un esquema conservado­r, como adaptándos­e a lo que se intuía: un encuentro de fricción y con poco espacio. Así, Sebastián Villa jugó como lo hizo en Tolima, de mediocampi­sta desdoblado en ataque. En la otra banda, con un sacrificio cada vez más grande, se paró su compatriot­a Edwin Cardona. La mitad de la cancha se la dividieron entre Pablo Pérez y Agustín Almendra, y a excepción de una segunda parte en la que decidió retroceder, sin Wilmar Barrios por primera vez, no sufrió como en otros tiempos.

Ese gol de Carlos Izquierdoz es una lección: al equipo más goleador del lustro también le pueden aportar los marcadores centrales. La especialid­ad del Cali (venía de una lesión y marcó su primer tanto en el club) le generó presencia en el juego áreo. ¿Será titular ante Cruzeiro con Lisandro Magallán?

El insólito error de Andres Merlos al ignorar un clarísimo penal de Kevin Mac Allister -mano alevosa tras un centro de Villa- pudo abrir el juego antes de tiempo. Lo de Argentinos, con sacrificio en Gastón Machín y en-Fausto Montero, se quedó en intencione­s. No lastimó hasta los últimos 10 minutos del juego. Y si Boca necesitó de Andrada fue porque antes erró lo que no suele fallar Darío Benedetto, porque a Villa le faltó precisión en el último pase y porque el patinódrom­o en el que se transformó el campo de juego, conspiró contra las sociedades que intentaron Cardona, Pérez y Tevez.

Hay detalles por corregir, claro. Refugiarse tan cerca del arco propio solo es un riesgo para asumir cuando se es efectivo en el otro área. Ahí Boca falló y en el cierre, solo por el empuje de Alexis Mac Allister, el local pudo empatar.

Las dudas que quedan por resolver en Boca están en el nivel de algunas alternativ­as. Ayer, Julio Buffarini volvió a quedar expuesto las pocas veces que lo encaró Matías Romero y a Benedetto todavía se lo nota con una marcha menos a la que traía antes de su lesión. En su mano a mano con Lucas Chaves quedó claro que a su confianza con el gol le falta un capítulo más en el manual de la rehabilita­ción.

Lo de Argentinos fue opaco. Nunca se animó a pisotear al rival pese a que Alfredo Berti había dicho en la semana que plantearía­n un esquema similar al que le mostraron ante Huracán y Estudiante­s, que jugaron a asfixiar al equipo de Guillermo. Esta vez lo hizo Boca, con sus centrales posicionad­os bien adelante y con poco mucho sacrificio. El bicampeón dejó todo, transpiró y puso la pierna.

A Boca se le viene Cruzeiro. Con Barrios para meter, con Mauro Zárate de titular, con Fernando Gago para jugar y con cuestiones para revisar. En La Paternal jugó serio, concentrad­o y metió cuando lo necesitó. Así se juega siempre. Al bicampeón le llegó la hora de poner la cara y dar el salto en los partidos grandes. Cruzeiro y River esperan. Dos partidos clave en este semestre lleno de desafíos.

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FOTOBAIRES Gritó por un central. Izquierdoz recibe el abrazo de Benedetto y se suman Mas y Goltz. Hacía tres años que uno marcador central de Boca no anotaba un gol de cabeza.

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