Clarín - Deportivo

Banfield le sacó todo el beneficio al mal momento de San Lorenzo

La maldición de las lesiones persigue a los de Biaggio. El técnico no seguiría más allá de diciembre.

- Nahuel Lanzillott­a nlanzillot­ta@clarin.com

Ahora ni los resultados lo acompañan al San Lorenzo de Claudio Biaggio, que atraviesa su momento más oscuro desde que el ex delantero asumió, primero de manera interina y luego efectivo, en 2017. En Peña y Arenales, Banfield superó por 2 a 0 sin demasiado esfuerzo a un equipo de Boedo diezmado por el mal de las lesiones, pero que nunca encontró un patrón de juego definido con el

Pampa. Afuera de la Copa Sudamerica­na, lejos en la Superliga, lo único que sostiene al técnico en el cargo es la Copa Argentina (enfrentará a Temperley por los cuartos de final).

Nunca le sonó el despertado­r a San Lorenzo en la mañana dominguera. Ni el sol radiante clavado en el medio de un cielo limpio de nubes le pudo abrir los ojos a los azulgranas, que deambularo­n como adormecido­s durante toda la etapa inicial. Banfield lo aprovechó en la primera que pateó al arco de Nicolás Navarro. Fue Adrián Spörle el que le ganó a Pablo Mouche por la izquierda y le dio la pelota a Jesús Dátolo. El 10 del Taladro tuvo tiempo para rematar una vez, capturar el rebote y volver a disparar para poner la pelota contra el palo más alejado del arquero cuervo.

San Lorenzo no sólo no reaccionó, sino que cometía errores groseros. A Marcos Senesi le robaron un balón por quedarse parado literalmen­te en una salida, Bautista Merlini se caía más de lo que jugada, Nicolás Reniero no tocó una pelota bien y Mouche jamás pudo pasar a un rival. Para colmo, la maldición de las lesiones no se quedó en Mendoza y lo persiguió hasta el Florencio Sola. A las bajas de Fabricio Coloccini y Gerónimo Poblete, se le sumaron las de Gabriel Rojas y Franco Moyano. Ambos debieron salir reemplazad­os por Gianluca Ferrari (debutó con 20 años) y Franco Mussis, respectiva­mente.

Más allá de mostrar al menos otra postura en el complement­o, San Lorenzo siguió sin siquiera asustar al dueño de casa, que se había retrasado algunos metros. El ingreso de Mussis le dio otro ímpetu al Ciclón, pero sólo generó una situación de real peligro en los 90 minutos: un cabezazo de Gonzalo Rodríguez que se fue apenas arriba del travesaño tras un córner de Mouche. Muy pobre. Ni el ingreso de Fernando Belluschi pudo encausar a un San Lorenzo sin brújula, cada vez más perdido.

Encima, cuando Banfield no atacaba y la pelota al menos era de su propiedad, llegó la expulsión de Gonzalo, que no estaba teniendo una mala mañana. El escurridiz­o de Nicolás Silva se le escapó y el ex defensor de la Fiorentina debió cortar el avance con un infracción castigada con la segunda amarilla (la primera había sido por una mano deliberada). Y si con once se le hacía complicado dar un par de pases seguidos, con uno menos fue todo sufrimient­o para la visita. Banfield hizo el segundo de un tiro de esquina: Navarro dejó la pelota corta y en el medio tras un cabezazo de Emanuel Cecchini y Darío Cvitanich capitalizó el rebote en el área chica. Y ya no hubo más partido.

Banfield acrecentó su buen presente de local. El equipo del Emperador acumula ya siete pretentaci­ones sin perder, con cinco victorias y dos empates. Y San Lorenzo profundizó sus males futbolísti­cos con una de sus peores actuacione­s en la era de Biaggio, que pase lo que pase no seguirá más allá de diciembre. Fue, además, su séptimo encuentro sin triunfos lejos del Nuevo Gasómetro (cuatro empates y tres derrotas).

Todos los cañones del Ciclón apuntan a la Copa Argentina, aunque sin un norte suena a utopía poder darse el gusto de una vuelta olímpica.

 ?? FOTOBAIRES ?? El primer festejo. Jesús Dátolo, autor del 1-0 de Banfield, celebra, mientras Pablo Mouche y Víctor Salazar se lamentan.
FOTOBAIRES El primer festejo. Jesús Dátolo, autor del 1-0 de Banfield, celebra, mientras Pablo Mouche y Víctor Salazar se lamentan.

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