Los varones se sacaron la mufa con una goleada que fue bronce
El golpe que Los Leoncitos recibieron el sábado, tras perder la semifinal del hockey sobre césped masculino, tuvo su recompensa un día más tarde con el triunfo ante Zambia, por 4-0, que permitió conquistar la medalla de bronce en Buenos Aires 2018. Así se sumó la segunda gran conquista de esta disciplina entre los hombres, luego del histórico oro de los mayores en Río 2016.
Facundo Zárate, en dos ocasiones, Facundo Sarto e Ignacio Ibarra hicieron los goles del equipo argentino, que venía de caer ante India por 3-1 en lo que fue una gran decepción para los propios chicos, para el público y para el entrenador, Carlos Retegui, quien aspiraba a llevarse la medalla dorada tanto con la selección masculina como la femenina. Pero el triunfo les permitió a los chicos recuperarse ante sus familiares y amigos y cerrar su participación con una sonrisa y un valioso podio.
“Se siente una alegría inmensa colgarse una medalla en el pecho, sin importar de qué color sea”, aseguró Tadeo Marcucci tras la premiación. “Es un paso importantísimo para nosotros y nuestra futura experiencia haber conseguido esto con 17 o 18 años”, agregó tras lograr el bronce, sin dejar pasar por alto lo que fue tener que reponerse a la inesperada derrota: “Nos habíamos juntado en el vestuario apenas terminó la semifinal y quedamos en que tenía que aparecer el grupo. Salimos con la cabeza bien alta pensando que habíamos dejado todo y simplemente no se había podido”.
Pese a que es una celebración habitualmente reservada para los campeones, los chicos no quisieron perder la oportunidad de darse un gusto al dar la tradicional vuelta olímpica alrededor de una cancha que, pese a los más de 25 grados y a un sol que pegaba fuerte, estaba repleta de gente que había ido a verlos tanto a ellos como a las chicas.
El goleador del partido lo definió como algo “único”. “Bancarnos a muerte fue clave después del sábado, aunque en realidad es algo que hacemos siempre. Sabíamos que teníamos que salir adelante porque, si bien no podíamos jugar por la de oro, ganar este partido era la única posibilidad que teníamos de llevarnos una medalla a casa. Y había una diferencia grande entre irse con el bronce o con las manos vacías”.
Por eso, no extrañó ver a los chicos incluso durante el partido de Las Leoncitas, a quienes se quedaron a apoyar, todavía con sus bronces sobre el pecho. Se lo merecían.