Clarín - Deportivo

David Almendra ganó una medalla de plata que le disparó tanto orgullo como lágrimas

Nació hace 16 años en Corcovado, pueblito de Chubut, a casi dos mil kilómetros de Buenos Aires, a pasitos de Chile.

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Ruge el Pabellón Asia del Parque Olímpico: el argentino Hernán David Almendra (16 años) tuvo su día consagrato­rio en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Y a su manera también provocó emociones.

Una multitud acompañó al nacido en Corcovado (Chubut) en la lucha final frente al estadounid­ense Robert Howard, en la definición de la medalla dorada en lucha libre (55 kilos), que perdió por 17 a 6. “Ganar una medalla para Argentina es lo que buscaba. Todavía no puedo creer que perdí en la final. Tuve un mensaje de mis padres que me contaban que se sentían orgullosos de mí. Pude cumplir con mi sueño aunque no pude ganar la de oro. Esto es emocionant­e”, dijo el muchacho al que le gusta que le digan David cuando paró de llorar por la bronca de la última derrota.

Las lágrimas del pibe conmueven. Y su pequeña vuelta olímpica alrededor del colchón con la bandera argentina más aún. No alcanzan los abrazos de su grupo íntimo como para consolarlo tras semejante batalla.

“Vengo de un pueblo muy humilde y esto es también para todo Corcovado, que me ayuda y me apoya siempre en lo que hago”, resumió resaltando su lugar de origen, con apenas 2.000 habitan- tes, a unos 90 km al sur de Esquel, a unos 30 del límite más próximo con Chile y a casi 2.000 de Buenos Aires.

El argentino había accedido a la definición por la medalla dorada en un domingo excepciona­l: había derrotado a Gavin Whitt, de Guam, en tan sólo 14 segundos de contienda; y posteriorm­ente, al argelino Oussama Laribi por 5 a 4 en una lucha para el infarto con definición en los últimos 10 segundos. “La tenía perdida y lo salí a buscar”, dijo el chubutense tras la importante victoria que le daba el acceso a la pelea final. “La sufrí porque pensé que la tenía perdida, pero salí a buscar la lucha y se dio el resultado. No pensé que sería un rival tan duro y con tanta técnica“, admitió con emoción en charla con TyC Sports.

Almendra tuvo que compartir división con los diez mejores luchadores del mundo. “Es callado y de una familia muy humilde, algo muy importante porque rescata el valor que tiene esta actuación. Cuando lo vi supe que era distinto. El primer torneo que lo tuvimos fue en el 2014 y ganó los ocho combates que hizo en ese torneo, algo que no esperaba nadie”, argumentó Oliver Arévalo Medina, profesor cubano y uno de los encargados del desarrollo de la disciplina olímpica en nuestro país.

El chubutense se mostró orgulloso aunque sus padres no pudieran verlo en vivo en Buenos Aires, pero sí lo acompañó Mikaela Rojas (quinta en judo). Ella lo observó luchar por primera vez en los 5 meses que llevan de noviazgo desde que se conocieron en el Cenard. A ella y a todos Almendra les demostró que es un pequeño gigante de 16 años. Se inició en lucha grecorroma­na y desde enero, en lucha libre, se le abrió un camino que le muestra todo para soñar.

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PRENSA OIS Una linda historia. David Almendra, el llanto y la vuelta olímpica con la bandera celeste y blanca.

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