Lisandro no es un López cualquiera y levanta la bandera del Racing puntero
Fue clave en la victoria ante San Lorenzo. Lo empató con una linda definición que le sirvió para igualar la cantidad de goles de Diego Milito en el club. Después, contagió en cada pelota.
Lisandro es un emblema, aunque prefiera pasar inadvertido fuera de los márgenes del Cilindro. Nunca lo sedujo el rol de líder y jamás lo ocultó públicamente. Es más, siempre aclara que su deseo, una vez terminada su carrera, es irse al campo y ser un López más. Perro verde en un fútbol de divas, Licha le escapa a las luces de la fama, pero se carga a Racing al hombro. Se entrega de manera descomunal. Contagia. Y genera una simbiosis con los hinchas, un sentiestaba miento de pertenencia tan especial, que todos se encolumnan detrás de él. Coudet, que le dio la cinta y un protagonismo esencial. Sus compañeros, que lo siguen en la cancha y en el vestuario. La gente, que lo ovaciona antes, durante y después del partido.
Y Lisandro responde después de un primer tiempo desangelado. Con un gol que muestra su olfato. Porque atento a la segunda jugada cuando el pelotazo de Marcos Senesi rebotó en Gustavo Bou. La definición, cara a cara con Nicolás Navarro, fue exquisita. Y el tiro del empate se corporizó en su grito 59 con la camiseta celeste y blanca, el séptimo en la Superliga. Alcanzó a Diego Milito, ni más ni menos. El ídolo que volvió de Europa para ser campeón. El referente que le traspasó el mando, muy a pesar del propio Licha. Y entró en la historia de la Academia porque junto al Príncipe es el máximo goleador del club en los últimos cuarenta años. Le queda una cuenta pendiente, esa que se propuso cuando volvió en 2016: dar una vuelta olímpica con el club que lo impulsó en el fútbol.
“El gol fue fundamental para que lográramos convencernos de que podíamos dar vuelta el partido. Empatar en el primer minuto del segundo tiempo fue un envión importante. Ojalá que el equipo siga en racha”, dice Lisandro con el coro de palmas endulzando sus oídos. Claro que fue clave esa resolución a los 16 segundos, cuando amanecía el complemento. También, cómo encaró el partido Racing. “En el primer tiempo nos faltó humildad para recordar lo que nos trajo hasta acá: sacrificio y solidaridad, sobre todo. También, juego. Erramos mucho. El Chacho estaba furioso y con razón. En el entretiempo pudimos resolverlo. Salimos con otra cara, con otra actitud y levantamos un partido chivo”, admite Licha. Y no falta a la verdad: la Academia estuvo lejos de la brillantez y viajó al entretiempo con una derrota preocupante.
Lisandro no sólo marcó el gol del empate. Luego, corrió, más allá de sus 35 años. Y colaboró en la recuperación. Y conectó. Fue el combustible espiritual del equipo. Y ya nadie duda que continuará después de diciembre. Lo reveló el Chacho en la conferencia de prensa: “No tengo dudas de que Lisandro va a seguir. Hizo un